sábado 20 de abril, 2024
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La dermatología y el SIDA

César Suárez
Por

César Suárez

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Por el Dr. César Suárez
Muchos me han preguntado por qué razón, siendo yo especialista en enfermedades de la piel asisto desde hace décadas a pacientes con infección VIH y SIDA.
Lo cierto es que, los dermatólogos, tradicionalmente hemos estado vinculados a la venerología (diagnóstico y tratamiento de las enfermedades de trasmisión sexual) debido a que muchas de ellas, en la era preantibiótica, tenían fuertes expresiones a nivel cutáneo debido que antiguamente, al no existir tratamiento curativo para estas enfermedades, permanecían activas e iban cursando por sucesivas etapas que solían afectar crónicamente a la piel.
Así sucedía con la sífilis que se conoce desde hace más de quinientos años y recién se dispone de tratamiento efectivo desde hace no más de ochenta años.
De este modo, la sífilis comenzaba en sus etapas agudas por úlcera a predominio genital, más tarde, en sus etapa secundaria, una erupción cutánea diseminada y la formación de excresencias en regiones genito anales y orales y más tarde los llamados gomas sifilíticos, lesiones granulomatosas, exuberantes en diferentes localizaciones de la piel.
Al ser enfermedades trasmisibles, al no curarse, cada enfermo permanecía como vector permanente de contagio afectando a un muy alto número de personas que se iban sumando porque nadie se curaba.
Antiguamente había en los hospitales los llamados dispensarios de enfermedades venéreas dónde predominaban los pacientes con sífilis estaban a cargo de los médicos dermatólogos y por extensión también se asistían a otras enfermedades de trasmisión sexual, luego estos dispensarios se transformaron en policlínicas de higiene donde se controlaba a las trabajadoras sexuales y a todo tipo de enfermedades venéreas.
Cuando yo finalicé mi especialidad, en mil novecientos ochenta y uno, el SIDA no existía o por lo menos no había llegado al Uruguay que tuvo su primer paciente en un uruguayo proveniente del extranjero que volvió con esta infección en julio de mil novecientos ochenta y tres para morir a los pocos días.
Cuando llegó esta enfermedad al Uruguay y siendo el SIDA una enfermedad infecciosa, inevitablemente quedó enmarcada dentro de la infectología que hasta ese entonces era una especialidad poco visible y no contaba con muchos especialistas y la casi totalidad estaban en la capital y siendo el VIH una afección predominantemente de trasmisión sexual “cayó” de inicio en las policlínicas de trasmisión sexual y nos tuvimos que hacer cargo.
Por suerte para nosotros, esta nueva enfermedad llegó a Salto varios años después cuando ya se sabía bastante de ella siendo nuestro primer diagnósticos a fines de mil novecientos ochenta y ocho, pero antes, en mil novecientos ochenta y seis pudimos constituir un grupo de trabajo multidiciplinario con médicos, psicólogos, técnicos de hemoterapia, docentes en integrantes de la comunidad dirigidos a realizar lo único que se había demostrado hasta entonces como efectivo para encarar esta epidemia, la educación y la prevención. Esta campaña tuvo un gran impacto, no sólo permitió prevenir la infección VIH sino que además permitió disminuir los casos de sífilis a una cuarta parte.
En mil novecientos noventa y seis comenzamos a disponer de tratamiento de alto impacto que si bien no eran curativos, lograban mantener vivos a pacientes infectados que adherían al tratamiento, evitando que la trasmitieran.
Hoy día se cuenta con arsenal terapéutico muy variado permitiendo que nadie muera por esta enfermedad si sigue los protocolos de tratamiento indicados por los especialistas transformándose en una enfermedad crónica que ya no compromete la salud, sin perjuicio de ello, siguen falleciendo personas a causa de esta enfermedad porque se diagnostican tarde o los pacientes diagnosticado no cumplen con los protocolos de tratamiento a pesar de estar ampliamente disponibles para cualquiera que lo necesite.
Durante todas estas décadas hemos estado trabajando intensamente coordinando esfuerzos con la Cátedra de Infectología para el mejor manejo de esta epidemia y en la medida que se han formado nuevos infectólogos, estos se han ido haciendo cargo en todo el país de la asistencia al igual que todas las enfermedades infecciosas y trasmisibles.