Por Gerardo Ponce De León
Hace muy pocos días una señora me decía: “No hay otro tema se habla solamente de la pandemia. Quien tiene o tuvo. “Y tengo que reconocer que es una gran verdad. Todos tenemos miedo, otros respeto, otros pensamos que no nos va a tocar y otros cuidamos la “burbuja” a muerte. Pero la vida continua, y no es que se quiera subestimar a esta pandemia, que está emparejando a todos, y que a muchos nos ha hecho recordar que existe Dios, por arriba de todo esto.
El ser humano sigue con sus problemas que se han agravado por dicho mal no se puede negar, y que piden a gritos una solución. Males que están implantados desde hace mucho tiempo, como el hambre, la pobreza, desigualdad, egoísmo, falta de valoración, consumismo, y se podría seguir nombrando. Le pregunto: ¿No existían antes del coronavirus?
Si usted me pregunta ¿cuál es mi prioridad, de los que les nombré? Para contestar tendría que pensar mucho, ya que considero que todos tienen un fondo común, que es el ser humano. Tendría que pensar por cuál empezar, y no creo que pueda decir que el primero es tal y ordenar así estos males. El hambre mata más niños, por año, de lo que viene haciendo esta pandemia. La pobreza rebaja al ser humano a niveles mínimos, los degrada. Al ser humano le obsesiona el tener, y acá se junta con el consumismo ya que tenemos la idea de quien más cosas tiene más quiere y es mejor; dejamos de lado a la persona, a no ser que se lo valoremos como “cosa” y le podemos sacar “jugo” o nos sirva para poder tener más.
La obsesión de tener nos puede llevar a ajustar en todo, lo que significa gastos a quienes están bajo nuestro poder; no pagar lo justo, alimentación acotada, horarios estrictos y en nuestro lugar no existen límites. Siempre pensé que el primero en dar el ejemplo tiene que ser uno, ya que de nada sirve no dejar que nuestros trabajadores lleguen alcoholizados, si uno se emborracha dentro de la empresa. (Voy a los extremos para que se entienda mi idea).
En nuestro caso, como dice en una canción Jorge Cafrune: “no sabe acaso el patrón que por su peón tiene estancia”. No creo que esta letra sea reciente, ya que Cafrune, debe de hacer 10 años que no está más con nosotros. Y le pregunto: ¿qué nos quiere decir? El destrato es una de las grandes partes de la injusticia y desigualdad.
Si Dios quiere, se superará la pandemia, volveremos
a vivir, con modificaciones, pero se volverá a la
normalidad, y estos males………..van a seguir existiendo. Estos males tienen el origen en la pandemia que tiene el ser humano en su mente, son metas en las que no importa si para llegar, tengo que “pisar” a alguien, ya que lo importante es llegar.
Existen tantas pequeñas cosas que podemos ir, de granito más granito para lograr as una duna de arena y que nos puede llevar a que comencemos a querer más al prójimo. Cosas que no cuestan nada, que una vez hechas podemos llegar a pensar: y ¿por qué no lo hice antes?
Después de hecho nos damos cuenta que como pago de nuestra actitud recibimos una sonrisa y le damos una alegría al corazón. Más aún, si se hace en silencio. Mucha gente que ayuda busca la figuración, un mal que tenemos todos para que los otros digan “qué bueno que soy”, muchos esperan las cámaras, los aplausos y personalmente creo, que pierde valor lo realizado.
Lo que le pido a Dios es que termine con todas las pandemias, el covid-19 y las nuestras, las del ser humano.
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