Las Relaciones Humanas
Por Gerardo Ponce
De León
Ya hemos tocado el tema de los problemas que tenemos los seres humanos que llegan a marcar nuestra forma de ser. Son aquellas actitudes y apegos que desarrollamos o adoptamos en nuestra vida, como son: egoísmo, indiferencia, apego, desprecio, soberbia y consumismo. Es capaz que dejo de lado algún otro problema que adquirimos a lo largo de nuestra vida.
Si no miramos esos defectos, en muchas ocasiones, resulta imposible entender actitudes que realizamos, nosotros, los seres humanos. Puede ser que no tengamos todos estos defectos juntos, pero uno nos arrima hacia el otro, y así, lentamente vamos llegando a ser una persona: odiosa y detestable. Es común en que digamos es: “odiosa”, “pedante”, “compadre” o es “repugnante”; olvidándonos que ellos marcan nuestra vida.
El ser soberbio, apegado y demostrar superioridad, son los que provocan más rechazo en la relación entre los seres humanos. Cuantas veces aceptamos que le suceda algo, a otro, dado que nuestra aceptación, hacia esa persona, es de rechazo; porque le vemos los defectos o nos demuestra que, se siente superior a uno. Cuantas veces conversamos y nos sentimos avasallados por sus conocimientos, que son ciertos, pero su forma de decirlo o el tono de su voz, son como querernos demostrar su superioridad, ya que tiene mucho más contactos, más mundo que con quien habla y en su forma de expresarse nos demuestra o se siente superior a uno.
Usted me podrá decir que giro sobre lo mismo, pero mire a su lado, busque una persona que no sea de su agrado y analice a que se debe ese no “agrado”. Pregunte a una persona que hace o realiza tareas, que no exigen ninguna preparación (cargador de bolsas, barrendero, etc.) y pregúntele como lo trata tal persona y tendrá ahí una prueba de mis comentarios.
También podrá decir que este escrito es entreverado y creo que tiene mucha razón, pero nosotros no dejamos de ser así, complicados, porque tenemos la costumbre de llevar los problemas de los demás, hacia nuestro terreno, y ahí, damos cátedra de lo que nos pidan, sin ver, como primera medida, el porqué, ubicarnos en el lugar del otro, es decir, nos sentimos en condiciones de dar cátedra, dar lecciones sin ver el proceso que tuvo ese ser humano al cual, criticamos y juzgamos.
Tengo una señora muy conocida que lo primero que hace es decir su opinión (estoy de acuerdo o no) para luego escuchar los argumentos que le dan, como explicación del porque se llegó a eso. Sin dejar de mantener su posición, trata de ubicarse en el porqué se está en ese momento. Aclara y escucha, entiende y atiende, se ubica y te ubica, y nunca la sentí dejar de lado su posición, pero tampoco la impone. Creo que los años la ayudan a tener esa posición, como también la experiencia de vida. Su vida se ha desarrollado entre gente que carece de educación, conocimiento y roce social.
Tenemos que mirar, cada uno como somos con los demás y hay que corregir donde veamos que hemos hecho alarde de nuestro conocimiento, donde hemos trato de disminuir al que tenemos enfrente, hemos despreciado con nuestro orgullo, hemos tratado con indiferencia, las veces que han venido para hablarnos de sus problemas y no lo hemos dejado expresarse, hablándole de nuestros problemas (no somos capaces de prestar una oreja) y así tantos otros más ejemplos que me llevan a pensar que los únicos que pasan mal es uno olvidándonos de darle gracias al Padre por lo tenemos, que llega a ser de tal magnitud, que nos permite levantarnos con un nuevo día por delante y con problemas, que son pequeños frente a los que sufren un gran porcentaje de seres humanos en nuestro mundo.