jueves 28 de marzo, 2024
  • 8 am

Decisiones drásticas

César Suárez
Por

César Suárez

199 opiniones

Por Dr. César Suárez
La monotonía es el peor enemigo de la felicidad, repetir cada día la misma rutina, sin un plan, sin ningún proyecto, sin la ilusión de nuevos horizontes conduce inexorablemente a la depresión y perder el sentido de la vida y a una sensación de frustración que en ocasiones lleva a un sufrimiento difícil de aliviar y suele conducir frecuentemente a recurrir a adicciones con la intención de apaciguar tanta angustia que padecen mucho más personas de las habitualmente imaginamos, que no terminan de descubrir su lugar, en ocasiones no encuentran otra alternativa que escapar hacia la alucinación que engañosamente ofrece el alcohol, las drogas psicoactivas tanto legales como ilegales.
Pero a veces suceden cosas peor que esta, a pesar que el instinto de sobrevivencia es demasiado fuerte que lleva a muchas personas a luchar ante las más serias adversidades vinculadas a la carencia de lo elemental a pérdidas emocionales o materiales o graves enfermedades, hay circunstancias que ese instinto se obnubila ante tanta angustia que lleva a elegir liberarse de tanto sufrimiento optando de propia voluntad por terminar con su propia vida.
Cada día nos sorprende la infausta noticia que por más que no aparece ni en diarios ni en informativos, termina por transformarse en vox populi porque el dolor trasciende y desbasta mucho más allá del entorno en cualquiera por más desconocida que sea.
Sin duda que es una forma de escapar, de apagar esa angustia extrema, de hacerla desaparecer apagando la vida en forma abrupta, pero ese enorme sufrimiento no se termina, simplemente se transfiere y se reparte entre los afectos en forma despareja concentrándose en forma desesperada entre los afectos más cercano que no pueden entender por qué.
En ocasiones, muchos ya vienen desde hace rato dando señales, intentando obtener ayuda, a veces en forma manifiesta y otras veces en forma silenciosa, muchas veces encontrándose con la indiferencia del entorno y en otras ocasiones, el entorno no sabe cómo, sobre todo cuando el sufriente es introvertido y se guarda todo sin dar señales de la marea oscura que transita por dentro y el día menos pensado termina por tomar la drástica decisión.
Hay que comprender que la angustia debe ser extremadamente grande al punto de vencer el instinto natural de supervivencia que nos acompaña a todos, incluso ante la más extrema depresión.
Es asombroso y triste encontrarse cada día con la devastadora noticia de que una persona, sobre todo joven elige escapar de su propio sufrimiento y cuando ya no queda para donde escapar, la muerte se muestra como el único escape posible.
Tal como dice el refrán popular, la procesión va por dentro agitando fantasmas que revolotean amenazantes hasta que logran su propósito y lamentablemente, esos fantasmas se siguen cobrando vidas y dejando secuelas en el entorno donde ya la vida de los que se quedan con el dolor, jamás va a ser la misma, quedará por siempre marcada y aunque el transcurso de tiempo termine por sanar esa profunda herida, la cicatriz quedará indeleble por siempre.