jueves 28 de marzo, 2024
  • 8 am

Los perros de Armando: Historias inconclusas

Armando Guglielmone Instructor canino – Educador etólogo Representante ovejeros alemanes von schutzmann Contacto: 098 539 682.
Siempre al hacer un trabajo con los perros sea del tipo que sea procuro cerrar el mismo de manera satisfactoria, esto es, habiendo logrado lo que me han encargado, cumpliendo con el dueño y mayormente conmigo. La satisfacción que me provoca cerrar un ciclo viendo el trabajo bien hecho, a conciencia, es algo que me enorgullece. Por eso no acepto trabajos en los cuales me dicen: “vamos a probar un tiempo”, probar no tengo que probar pues ya sé que el resultado va a ser como mínimo bueno y aquí el dinero no es motivación, lo que me estimula es empezar algo y terminarlo para así ver al dueño satisfecho con lo logrado con su perro. Lo frustrante es cuando no se puede terminar un ciclo, a veces me ha ocurrido cuando he tenido problemas con el celular y he perdido hasta los contactos y ves que hay personas que estando a la misma distancia de un mensaje que nosotros de ellos son incapaces de reconectarse sin tal vez poder presumir que algo ha ocurrido, pero esto sería tema para otra ocasión. Pero lo doloroso es cuando tras consultarnos para ver si determinado problema o comportamiento tiene solución, decir que seguramente sí, poner manos a la obra y al estar finalizando el proceso o en vías de procurar el resultado esperado queda trunco el esfuerzo pues al igual que con los humanos a veces la muerte no condice con nuestras intenciones. Me ha pasado varias veces, mayormente en los últimos tiempos, asociado a la maldita leishmaniosis que al no haberlo advertido a tiempo los dueños o los profesionales que les atendían sus perros fue tarde para ayudar al perro. En estos casos en los cuales luego de casi terminar lo encargado para poder demostrárselo al dueño y quedar con la satisfacción del deber cumplido, resulta vano procurar consolarse sabiendo que hicimos el trabajo a conciencia. El problema acá es el afecto desarrollado entre el perro y uno, resulta indispensable para un buen trabajo lograr vínculos afectivos fuertes con el perro, es la diferencia para un buen resultado. Hace no mucho tiempo conocí una perrita, Ema, a la cual luego de operarle un tumor y estar un tiempo internada la llevaron a su casa diciéndole livianamente a los propietarios que si no caminaba en dos días recomendaban sacrificarla. Gracias a Dios los dueños procuraron recuperarla, empezamos con fisioterapia, estimulación cognitiva emocional y luego de un tiempo ya nadaba después de haber pasado semanas tirada cual alfombra. Pero una vez más la enfermedad volvió con más fuerzas decida a llevársela. Tal vez tomando en cuenta esto la recomendación fácil sería no encariñarse demasiado con los perros pero voy a recomendarle lo contrario, quiera mucho a su perro, disfrute de su compañía y haga que él disfrute la suya, sentir dolor por los demás es lo que nos hace mejores personas. Si no, mejor no tenga perro.