domingo 19 de mayo, 2024
  • 8 am

La pandemia afectó a niños en lo emocional, vínculos afectivos y provocó trastornos

Por Andrés Ferreira.
CAMBIO entrevistó al Psicólogo Bruno D’Angelo, quien trabaja en diferentes instituciones educativas con niños de distintas edades. El profesional brindó información acerca del impacto que ha generado la pandemia tanto en los educadores como en los estudiantes.
-¿Cómo se ven afectados los niños en pandemia?
-Los niños se vieron afectados en muchas dimensiones que van desde aspectos emocionales, hasta el juego y sus vínculos afectivos. Hoy son más notorios ciertos síntomas de ansiedad, manejos inadecuados de la frustración, así como una demanda excesiva hacia sus referentes. El proceso de socialización, que juega un papel fundamental en su desarrollo y la constitución subjetiva, se vio fisurado por el confinamiento y la rotura de sus rutinas. De igual manera sucedió con el juego, que es la posibilidad que tienen los niños de comunicarse y expresar sus vivencias. En hogares de niños donde la presencia de los referentes es perjudicial o restrictiva, se vieron realmente afectados. En los más pequeños, el juego no debería ser visto bajo ninguna circunstancia como una mera diversión, por lo que en caso de que se haya visto bloqueado, no solo se pierde una instancia de aprendizaje o descarga de energía, sino que se pierde también una vía de expresión y construcción subjetiva.
-¿Los niños prefieren la presencialidad o la virtualidad?
-Si bien la virtualidad es una herramienta enriquecedora que llegó para quedarse, y en un entorno alejado de la pandemia, es sensato pensar en la permanencia de una educación híbrida; la presencialidad es elegida por los alumnos. Por la propia necesidad de contacto, mirarse y encontrarse en el otro, así como el situarse en el espacio.
-¿Se logra tener una buena
comunicación con ellos mediante una pantalla?
-La vinculación que se realiza con los educandos pudo ser positiva, teniendo en cuenta las adecuaciones curriculares que se realizan tanto a nivel grupal como individual. Esto significa tener presente las características de cada alumno, haciendo foco en sus fortalezas y sus aspectos a mejorar. Si bien la virtualidad es buena, no llega a tener el alcance que se genera en la presencialidad, ya que son modalidades diferentes y uno no sustituye al otro.
-¿Qué aspectos positivos y
negativos puede destacar de esta
situación?
-Es difícil hablar de aspectos positivos en una situación que generó tanto daño en muchas familias, con momentos de incertidumbre y desesperanza. Pero algo a considerar es como la necesidad de presencia y permanencia consolidó la unión y comunicación familiar en hogares donde existía poco margen de encuentro. El tiempo de calidad volcado a la familia supo ser una oportunidad en muchos niños para afianzar vínculos, descubrir pasiones desconocidas y construir relaciones intrafamiliares más genuinas.
-¿Los docentes o profesionales de las instituciones requieren de más tiempo de trabajo para atender a los estudiantes?
-En los educadores, como agentes de salud mental, se generó la necesidad de derribar barreras estructuradas, permitió ampliar el abanico de herramientas pedagógicas y fortalecer la capacidad de continuar impactando en el desarrollo emocional del niño. Requirió fundamentalmente el pensarse en un nuevo rol, convirtiéndose en docentes virtuales después de años dentro de las aulas. Generó la necesidad de repensar la forma de vincularse con sus alumnos y la reelaboración de estrategias en base a una temporalidad diferente en la enseñanza virtual.