Por Pablo Perna.
“Pizza con champagne” que caracterizo la época menemista, donde se lo veía al Presidente argentino Carlos Saúl Menem conduciendo una Ferrari y codeándose con la farándula argentina y mundial, ha quedado verdaderamente para la risa con la época kirchnerista como lo ha sostenido el periodista argentino Jorge Lanata: “los políticos con Menem robaban, pero quedaron como carteristas comparados con los kirchneristas que roban de manera industrial”.
El caso Insaurralde con el “yategate”, donde en medio de la campaña presidencial se viralizaron fotos del ex jefe de gabinete bonaerense y mano derecha de Massa, en Marbella en un yate con la mediática Sofía Clerici, donde exhibe regalos excesivamente costosos para un funcionario público y una “modelo”. ¿Cómo un funcionario que percibe U$S 7.000 mensuales, puede pagar viajes de lujos, alquilar un yate que por día cuesta U$S 18.000, o hacer regalos de miles de dólares, o vivir en mansiones y ostentar cuantiosos autos de alta gama, o que se le encuentren U$S 600.000 en efectivo a su “pareja”?
Estos son meros ejemplos de la época kirchenista que se le suman a los casi 5 millones de dólares en efectivo encontrados en el cofre fort de la hija de Cristina Fernández, de los bolsos con casi 9 millones de dólares tirados en un convento de monjas, en las cuevas donde ya no cuentan el dinero que roban, sino que lo pesan en valijas o la inmoralidad de Massa que quería exterminar al kirchnerismo y a los ñoquis de la Campora y ahora son socios o el “plan platita” creado luego de los patéticos resultados electorales de las primarias; entre otros ejemplos salvajes y prostibularios empleados por la izquierda argentina.
A juzgar por los resultados electorales, estas maniobras en manos de la izquierda no parecieran obscenas, ni inmorales; el candidato de Insaurralde en Lomas de Zamora obtuvo el 51 % de los votos convirtiéndose en el intendente; y Massa fue el candidato a presidente más votado de la Argentina. Por otra parte la derecha con Millei y Bullrich por el solo hecho de juntarse para ganar a la izquierda, ya son juzgados por sus propios compañeros políticos, se cuestionan sus principios y valores, a tal punto que los de la izquierda quedan pintados como “buenos”.
Y en Uruguay ¿la izquierda es igual de astuta que la izquierda argentina? A juzgar por los hechos también deberíamos afirmar que sí; como ejemplo reciente lo vimos en las diferentes repercusiones que tuvo el programa de TV Santo y Seña en las críticas a CTM y al Gobierno de Lima.
A Lima lo denunciaron por:
-1ingreso por clientelismo político a 362 funcionarios de manera directa
-2 comprar con cargos a dirigentes políticos blancos y colorados
-3 utilizar a cooperativas con promesas de entrega de terrenos a cambio de militancia
-4 que su director y sub director de tránsito son denunciados por presuntos ilícitos en la entrega de libretas de conducir; entre otros. ¿Cuál es la respuesta de Lima sobre estas denuncias?; ninguna, “no realizare declaraciones”; ¿cuál es la reacción del Frente Amplio?; ninguna; ¿alguien dio explicaciones?; solo mi compañero de columna de los viernes, el Secretario General de la Intendencia, donde con total tranquilidad dio las explicaciones del caso, afirmando: “si está mal que modifiquen las leyes”. Todos los dirigentes de primera línea de izquierda departamental y nacional se alinearon detrás de estos argumentos y defendieron a su compañero.
A Carlos Albisu en el mismo programa lo denunciaron por:
-1 ingresar a 33 funcionarios de forma directa
-2 pedir partida millonarias que el Frente Amplio también las solicitaba
-3- por montos de retiros, que también los daba la izquierda. ¿Cuál es la respuesta de Albisu?, renuncia inmediatamente a la presidencia de CTM, ¿cuál es la respuesta de la Coalición?; que renuncien todos.
¿Porque somos tan distintos?, ¿somos idiotas, ingenuos o muy buenos? Las respuestas no las tengo, pero lo que estoy seguro es que de seguir la derecha por este camión, veo en el horizonte izquierda para rato.
