sábado 27 de abril, 2024
  • 8 am

El lugar

Padre Martín Ponce de León
Por

Padre Martín Ponce de León

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Por el Padre Martín Ponce De León
Sin lugar a dudas no existe un lugar ideal.
Ese lugar lo construye uno según sus necesidades.
Debía ausentarme por dos días de la parroquia.
Una de las complicaciones que dicha realidad acarrea es que me debo quedar en algún otro lugar.
Esto implica el hecho de deber buscar algún lugar donde quedarme sin que ello sea una molestia para cualquier otra persona.
También debe ser un lugar donde uno no esté ocasionando un gasto extra para nadie.
Ya había estado en aquel lugar retirado y tranquilo. Por ello es que solicité poder quedarme, nuevamente, allí.
Nunca sospeché que el lugar me ofreciese tantísima tranquilidad.
La primera tarde, prácticamente, no estuve ya que dispuse mi tiempo para lo que sentía como una necesidad en aquel momento.
Obviamente que siempre disfruto inmensamente de esa actividad que es acompañar y tomar unos mates con unas personas que me hacen sentir muy a gusto.
Al día siguiente el lugar me absorbió.
Me senté a tomar unos mates y a leer un poco.
La tranquilidad y el canto de los pájaros me robaron las horas de la mañana.
Por la tarde me iba a dar unas vueltas pero me tentó la idea de poder tomar unos tragos más de semejante paz.
Cuando tomé conciencia había gastado más de media tarde entre mates y lectura.
Me había propuesto dar una mano en lo que fuese necesario y, sin embargo, había consumido la tarde perdido en la paz del lugar.
Allí no había horas ni prisas. Solamente había tranquilidad y el canto constante de algunos pájaros.
Al día siguiente debía abandonar aquel lugar y volver a la realidad.
Quería que algo de aquel lugar se fuese conmigo pero ello es un imposible.
Quizás me llevase la inmensa dicha bebida desde tanta tranquilidad que el lugar me había obsequiado.
Dicha por haber podido tener la mente lejos de cualquier situación ajena al momento aunque lo que me había llevado a aquel lugar se me hacía presencia constante.
Dicha por haber disfrutado de tanta tranquilidad que me había permitido adentrarme en el silencio y la paz.
Dicha por haber podido encontrar un lugar donde lo ideal es casi una realidad.
Sentía que había experimentado lo que ha de vivir el celular cuando casi con la batería muy pobre de carga es conectado al cargador.
Me sentía renovado de energía aunque sabía ello se debía a todo lo experimentado y al lugar que me había recibido.
Durante el regreso repasaba todo lo vivido y todo me hacía sentir muy pleno de gozo.
Por el reencuentro con algunas personas con quienes tenemos mucha historia compartida.
Por haber podido aportar un trozo de mí en lo que motivó mi ida.
Por haber encontrado ese lugar donde por todos lados se encuentra la paz de Dios.
Ante todo ello solamente cabía un gigantesco GRACIAS que brotaba desde todo mí ser.