viernes 3 de mayo, 2024
  • 8 am

La tregua de navidad

Gustavo Varela
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Gustavo Varela

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Por el Esc. Gustavo Varela
En 1914, durante el desarrollo de la Primera Guerra Mundial, en territorio belga, durante el comienzo del festejo por la Navidad, las tropas aliadas y alemanas, batallaban en los frentes de Bélgica y Francia enterrados en las célebres trincheras, que hacía que la primera gran guerra tuviera muy poca movilidad.
En un momento dado, las tropas del imperio alemán, comienzan a colocar árboles de navidad a lo largo de las trincheras, e invitan a los soldados aliados, a cantar villancicos navideños.
Milagrosamente, y después de un momento de mucha desconfianza, las tropas se entreveran y celebran en conjunto la Nochebuena.
Dicho suceso, es conocido como la tregua de Navidad de la Primera Guerra Mundial.
Se cuenta que entre la tropa reinó un clima de paz, que causó el enojo de los jefes de ambos bandos, lo que llevó a un soldado alemán a escribir a su familia “Que maravilloso, y que extraño es todo esto”.
Salvando la distancia y la tragedia de la guerra, estamos casi en el umbral del comienzo del Mundial de fútbol, que se va a desarrollar en Qatar, ese lejano, misterioso y tan desconocido país.
Como siempre ocurre, y éste va a ser muy particular por la cercanía, casualmente con las festividades de la Navidad y el Año Nuevo, ante un evento así, el mundo parece que se paraliza, y todas esas rivalidades que se encuentran instaladas en las sociedades, desaparecen, convirtiéndose cada país participante en una gran hinchada, que durará tanto, como el tiempo que dure cada selección en el certamen, a lo que se agrega las celebraciones de fin de año.
En el Uruguay sabemos, que el año que viene va a ser un año muy intenso, cargado de luchas ideológicas, y comienzos de procesos electorales, que va a tensar el clima de tolerancia y de respeto que todos quisiéramos atravesar.
Ojalá que ese clima, que pareciera instalarse por estas horas, nos pueda dar un tiempo para oxigenar las ideas, es decir, un espacio de reflexión.
Aquellos soldados, ya no rivales, sino enemigos, haciendo un esfuerzo sobrehumano, pudieron alcanzar esa tregua, que tanto maravilló, como extrañó, al de la misiva.
El grueso de los ejércitos, que eran los que realmente sufrían el fragor de la batalla, los que se sacrificaban día a día, fueron los que disfrutaron realmente de aquella tregua, en cambio, los jefes, aquellos que sólo pensaban como destrozar al enemigo, se llenaron de ira.
Por eso, a intentar disfrutar de este período, que va a ser como aquella tregua de Navidad, donde el grueso de la población es la que la va a gozar.
Los otros…
Lamentamos por ellos.