sábado 4 de mayo, 2024
  • 8 am

Con sabor a Mercedes

Padre Martín Ponce de León
Por

Padre Martín Ponce de León

387 opiniones

Por el Padre Martín Ponce De León
Este es mi último artículo escrito en tierras mercedarias.
Experimento una inmensa necesidad de agradecer.
Cuando llegué no conocía nada de Mercedes salvo un salón del Colegio San Miguel donde había pasado la única mañana que había estado en tal lugar.
Cuando llegué aquí vine con la tarea de darle una mano al Obispo atendiendo la Parroquia San Pío X
Han pasado 16 años de aquella primera vez que me integré a este lugar.
Con el paso del tiempo fui conociendo el lugar y su gente a la que iba estimando progresivamente.
Como si fuese una función de ósmosis Mercedes se me fue introduciendo por los poros sin que tomase plena conciencia.
Cuando quise darme cuenta Mercedes y su gente se habían hecho un espacio en mi corazón.
Gente y lugares fueron formando parte de mi vida.
Fui poniendo lo mejor de mí intentando cumplir con lo que el sacerdocio me pedía.
Estoy seguro de no haber hecho nada más que lo que, en mi lugar, otro habría realizado.
He tenido la oportunidad de conocer muchísimas situaciones de vida porque conocido muchísimas personas.
Debo reconocer que he tenido la oportunidad de conocer muchos lugares de Soriano y jamás lo hubiera imaginado. Pero, por sobre todas las cosas, he tenido la oportunidad de conocer seres muy especiales que siempre estarán en mi corazón, de manera muy especial esa persona que me deslumbró con su calidez humana y ternura desbordante.
He tenido la oportunidad de conocer a uno de los personajes que aún transitan las calles de la ciudad con su andar particular. Conocí su historia y sus fantasiosas historias producto de su admirable imaginación.
Conocí personas que no aceptaban mi manera de ser, vestir o actuar. Esas personas mucho me han ayudado a no modificar mi actitud no por el hecho de llevar la contra sino por intentar ser coherente.
Hoy solamente debo manifestar mi gratitud por todo lo recibido a lo largo de este tiempo.
Ha sido un prolongado tiempo donde he recibido una prolongada demostración de apoyo y solidaridad.
Por más que mi interior sea un confuso encuentro de sensaciones no dejo de experimentar la necesidad de agradecer y volver a agradecer.
Sería muy ingrato si no hiciese tal cosa sabiendo que han sido muchos años donde todo se me hizo ayuda y generosidad.
Sin dudas que he recibido muchísimo más de lo que he podido brindar o de lo que he intentado realizar.
Sí, me retiro de esta querida zona del país, con la sensación de haber aprendido a gustar el sabor a Mercedes.
Sabor de mano tendida y sonrisa amplia.
Sabor de esfuerzo y deseos de superación.
Sabor de cercanía y temperaturas extremas.
Sabor de brisa cálida y lapachos en flor.
Sabor a Mercedes, la coqueta del Hum.