sábado 4 de mayo, 2024
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Uruguay país envejecido

Fulvio Gutiérrez
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Fulvio Gutiérrez

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Dr. Fulvio
Gutiérrez
El Censo Nacional de Población y Vivienda de 2023, buscó determinar la población total del Uruguay y sus principales características socio-demográficas. Si uno se pone a analizar el resultado primario de dicho censo, que ha sido publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas en su página web, en verdad asusta. No por la frialdad de sus números, que de por sí nos están indicando una realidad nada favorable, sino por las consecuencias para el país, que necesariamente van a darse en un futuro no muy lejano. Por ejemplo, tenemos una población menor a la que esperábamos. Uruguay tiene 3.444.263habitantes, donde el 48% corresponde a hombres, y el 52% a mujeres. Si comparamos esta cifra con el número de habitantes en el 2011, la tasa de crecimiento intercensal es de solo 1% anual. Con una aclaración: dentro de ese número de habitantes se incluyen a los inmigrantes, que ascienden a unos 61.800, por lo que los nacidos en Uruguay realmente son bastante menos que la cifra indicada.
Si además analizamos como se distribuyen esos habitantes teniendo en cuenta sus edades, las personas de 65 años o más, son el 16% de ese total, lo que comparando con el censo anterior, se deriva que el envejecimiento poblacional, se está haciendo cada vez más notorio. En Uruguay, desde 2021, el número de nacimientos es menor al número de defunciones. A la luz de esta tendencia y, de no mediar un cambio o procesos inmigratorios importantes, la población del Uruguay seguirá una tendencia decreciente hacia el futuro. Tengamos en cuenta que el crecimiento de la población de un país depende del número de personas que nacen, del número de personas que fallecen, y de su saldo migratorio con otros países, o sea, el número de personas inmigrantes menos el número de personas emigrantes. En base a esto, la estructura por edades de la población residente en el Uruguay confirma el proceso de envejecimiento demográfico que viene experimentando el país. Es cierto, que el envejecimiento demográfico es un fenómeno positivo ya que el avance socio-técnico ha permitido que se vivan cada vez más años. Pero eso supone políticas concretas que den soluciones a los problemas que ello necesariamente va a acarrear.
En un estudio realizado por Sandra Muletaler, (Udelar, FCS), se analizan los cambios económicos, políticos y sociales, que el envejecimiento demográfico ocasiona en la sociedad, y que exigen una adaptación de las instituciones actuales para que puedan cumplir las finalidades para las que fueron creadas. El envejecimiento de la población afecta a la tasa de crecimiento económico, porque afecta a la población en edad de trabajar, a la tasa de ahorro y a la propensión al consumo, al espíritu emprendedor, a los mercados financieros, entre otros. El mantener una población cada vez más envejecida, afecta tanto a los sistemas de protección social públicos como a los privados. En el caso de los sistemas públicos de reparto, son las finanzas públicas las que deben soportar el aumento del gasto, porque se plantean importantes desafíos a los sistemas de protección social. En el campo de la salud la asistencia sanitaria, así como la dependencia de las personas ancianas constituyen los principales retos, además de que implica grandes cambios sociales. En lo económico, influye en el crecimiento, el ahorro, las inversiones, el consumo, los mercados de trabajo y los sistemas de pensiones y jubilaciones. Pero también hay consecuencias negativas como el mayor número de personas dependientes, mayor consumo de servicios sanitarios o menor productividad y crecimiento económico. Todo eso significa dinero, mucho dinero, y obviamente nuevas políticas con proyectos y programas nuevos, por lo cual los organismos públicos deberán analizar de donde saldrá esa financiación.
La reciente reforma de la seguridad social, es un pequeño paso. Pero no alcanza. Y sin embargo no hemos visto en los presidenciables de todos los partidos, análisis de esta situación o esbozo de una propuesta. Mala cosa, porque el tema urge propuestas claras y concretas, que no se compadecen con frases hechas ni improvisaciones.