domingo 12 de mayo, 2024
  • 8 am

Educación: los mismos conflictos y perjudicados de siempre

Por Juan Carlos Ambrosoni
Un país con una mala educación está condenado al fracaso, una sociedad mediocre no le espera más que ineptitud y público sin capacidad de acción, ergo, una comunidad luchando por lo mínimo y condenada a la pobreza, a la pobreza mental.
Niños de túnica y moña junto a adolescentes con sus uniformes liceales se paseaban por las calles del país el día lunes con el ímpetu que trae consigo una fecha tan especial como lo es el inicio de clases. Con un gusto muy amargo los más grandes fueron perjudicados en su primera jornada de estudio, ya que un paro de educadores dejó a muchos de ellos sin sus primeras horas del tan preciado aprendizaje presencial. Días atrás FeNaPES resolvió parar todo el jornal del mismo día que comenzaban los cursos, en virtud de defender a 15 profesores del liceo N°1 de San José por tomarse fotos dentro de la institución haciendo campaña en contra de lo que fue la reforma propuesta en 2019 de Jorge Larrañaga “Vivir sin miedo”, violando la laicidad. No es novedad que algunos docentes no respetan la misma y luego resulta que en su mayoría son los mismos los que hacen proselitismo en las instituciones con fines de obtener rédito político.
Es algo a preciar y que nunca debemos perder que este país permita a los trabajadores manifestarse por sus derechos, aunque en el caso de la educación pareciera no haberse descubierto un límite, en esta ocasión la mencionada federación ha acusado públicamente en su comunicado a los jerarcas educativos de ser cazadores de brujas, o a través de su dirigente Fernando Iglesias que dice “represión sindical salvaje” por suspender a los docentes involucrados por nada más y nada menos que violar el Art. 58 de nuestra Constitución. Defienden lo indefendible que está evidenciado en fotografías.
Conflicto de intereses habrán en todos los ámbitos constantemente, pero en el área educativa al final del día los afectados son siempre los mismos, el alumnado. Los que en el año pierden clases y aprendizaje por paros, en muchísimas ocasiones válidos y tantas otras veces también superfluos. Los rehenes de esta situación son los que luego en las pruebas PISA (evalúa el desarrollo de las habilidades y conocimientos de los estudiantes) por poner un ejemplo, logran escasos resultados positivos en determinadas áreas alejándonos del digno éxito que pudo haber dado lo que alguna vez fue la gran educación pública. Los daños colaterales recaen en los que tienen que aprender, los principales actores del sistema.
No afirmo que el pauperismo educativo en su totalidad sea culpa de los sindicatos de maestros y profesores, el empobrecimiento del sistema viene dado de sus actores y jerarcas de años anteriores, en los pasados gobiernos se gastó como nunca en el sector; contrariamente a lo esperado los resultados fueron de los peores de la región. Pero el sindicalismo si ha sido muy responsable en parte de este decaimiento, tomando una fuerza que a veces no son capaces de discernir las consecuencias de sus reiteradas acciones. Deberían volver a poner al estudiantado en su principal prioridad, como dicen hacerlo, las medidas tomadas del lunes anterior no han hecho más que agregar una traba al dificultoso inicio de año escolar. La educación pública no puede seguir esperando, es tan sagrada e importante que no podemos perder otra generación formándolos de manera mediocre para la modernidad liquida en la que vivimos, donde el mundo avanza y los que no se van adaptando quedan rezagados. No será tarea nada sencilla, darles las herramientas indispensables a los alumnos para el mañana no debe postergarse ni un minuto más.