viernes 3 de mayo, 2024
  • 8 am

Mirar hacia adelante

Gerardo Ponce de León
Por

Gerardo Ponce de León

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Por Gerardo Ponce De León
Nunca me voy a olvidar de una pregunta que nos hizo un sacerdote en unos retiros espirituales que lo hacíamos anualmente en el Colegio Nuestra Señora del Carmen. La pregunta fue: ¿Cuándo caminan, para donde miran? Nos fue preguntado de a uno, y varios repetimos las respuestas que íbamos escuchando. “Miramos para abajo” a lo que nos preguntaban “¿Por qué?” “Para no tropezar con una baldosa levantada o que falte, una raíz de un árbol”. “Muy bien, pero si hay una rama baja o una piola atada arriba, te la llevas por delante” nos contestaba el sacerdote. “Miro para arriba, para no llevarme nada por delante con la cabeza” era la siguiente respuesta, luego de escuchar la objeción que se le había hecho a la primera respuesta. “Entonces, si tienes una baldosa o una raíz en el camino, te las llevas por delante” “En la vida, siempre hay que mirar para adelante, nunca solamente para arriba, ni para abajo”
Hoy día me doy cuenta que es una gran verdad, de nada sirve mirar solamente hacia el cielo o mirar hacia la tierra. Le agregaría que tampoco sirve mirar para atrás, ya que lo hecho, ya hecho está y nadie lo puede cambiar, ni nosotros mismos que somos los autores de dicho camino. Sirve el mirar para atrás, para ver que se hizo bien y que se hizo mal. Pero la vida esta para adelante. El pasado es recuerdo; el hoy es un regalo, un presente; el mañana una esperanza; por lo tanto tenemos que vivir muy bien, o como mínimo, bien el presente para tener un buen recuerdo y más esperanzas de hacer las cosas bien.
Compararía la vida con un sembrador, hay que preparar la tierra hoy, sembrar para que en el mañana tener una buena cosecha. Luego de que la obtuvimos, repasamos lo que se hizo para mejorar lo que estuvo mal, y así obtener, en la futura, una mejor cosecha. Cada uno sabe lo que hizo y como; por lo tanto, los de afuera podrán opinar desde su punto de vista y esta opinión nos servirá para saber que errores cometimos y cómo podemos corregirlos.
En mi opinión, en la vida sucede lo mismo. ¿De qué sirve lamentarnos de lo que hicimos si estuvo mal realizado? ¿De qué sirve estar pendiente de lo que dirán? Lo mejor que podemos hacer, en esos casos es NO hacer nada. Así no tenemos motivos para lamentarnos y nadie dirá nada. Esta posición es estar como el retrato de la nona: en la cómoda. La vida pierde sentido, si no le agregamos el condimento del riesgo, de la realización, del sentirnos útiles, en el error o en el acierto, pero vemos que la vida cambia.
Cuando logramos esto, somos más humanos, más personas y comenzamos a valorar a quienes me rodea, sabiendo que algo me van a enseñar, ya que como mínimo, me hacen realizarme como persona. Existen muchas personas que esto lo hacen sin pensar, ya que la vida de ellos es un camino hacia el Padre, dándose o no cuenta de esto.
Reconozco que es algo lindo y fácil de escribir y que en la práctica le agregamos bemoles diferentes, que son propios de cada persona. Lo que si importa es que tenemos que realizarnos como seres humanos. Tenemos que aprender a AMAR a Dios y al prójimo. Recién ahí aprendemos o aprendimos a mirar hacia adelante.
Estos, me parece, el ABC de nuestra razón de vida. Por eso tenemos que aprender a vivir realmente la vida. Los gustos, el disfrutar, son los sabores que le agregamos al condimento de la vida. Pidamos ayuda, fuerza y valor, para que Dios nos ayude a ser mejores personas, porque es la única forma de salir adelante en la vida, en la cual, estamos de paso.