domingo 5 de mayo, 2024
  • 8 am

Tensión en la Corte

Fulvio Gutiérrez
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Fulvio Gutiérrez

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Dr. Fulvio Gutiérrez
Se ha hecho pública una serie de discrepancias internas entre algunos Ministros de la Suprema Corte de Justicia -de una dureza que raramente se da en el máximo órgano del Poder Judicial- a lo que se suma un enfrentamiento con el Colegio de Abogados del Uruguay, con repercusiones a nivel internacional. Tal situación no tiene precedentes, y realmente sorprende pues rompe con estilos y códigos dentro del máximo órgano del Poder Judicial que se consideraban intocables. Es inadmisible que estos hechos traigan como consecuencia un enfrentamiento que pudo y debió evitarse, en el referido órgano, donde el respeto, la tolerancia y la práctica de conseguir siempre consensos, han sido guías en la difícil tarea de impartir Justicia.
Las veces que ingresé al edificio de la Suprema Corte de Justicia, siempre me produjo una enorme sensación de respeto y admiración, por la solemnidad de aquel ambiente. Lo mismo me ocurrió cuando debí jurar allá por abril de 1975 por mi condición de novel abogado, o cuando debí estudiar sentencias de la Corte, para enriquecer mis conocimientos jurídicos en temas diversos, siempre analizados con una profundidad y precisión envidiables. Las discrepancias jurídicas de fondo o de forma entre los señores Ministros, siempre fueron resueltas en un ambiente de educada conducta acorde a la institucionalidad que representan. Todo ello, creó en mí, como persona y como abogado, un sentido de profundo respeto y admiración hacia las jerarquías del Poder Judicial.
Por eso, cuando tomo conocimiento de las actitudes del actual Presidente, Ministro Dr. Tabaré Sosa, por sus discrepancias con un proyecto de ley que el Colegio de Abogados del Uruguay apoyara decididamente, y que prescribe concursos obligatorios para ingresar y ascender en la carrera judicial, estimo que sus reacciones no han sido las más adecuadas. Y me tomo la libertad de decirlo, porque mi admiración anterior se ha transformado en una enorme decepción. Su enojo para con la Ministro Dra. Bernardette Minvielle, por su opinión sobre este tema, está fuera de lugar. No en el fondo –que expresa una diferencia de opinión totalmente razonable- sino en la forma. El informe remitido al Parlamento y firmado por el Dr. Tabaré Sosa no había sido tratado en el acuerdo semanal de la Corte y las discrepancias de la Ministro Dra. Elena Martínez no fueron siquiera mencionadas en dicho informe. Cuando el Presidente del Colegio de Abogados del Uruguay Dr. Diego Pescadere, expresó su opinión con referencia a ese informe, sin duda se excedió, porque no correspondía calificarlo como que contenía “ideas absurdas” y “errores jurídicos inaceptables”. Pero la reacción del Dr. Sosa también fue excesiva, cuando comunicó que por eso, el Dr. Pescadere ya no era el interlocutor válido para este tema, anunciando la eventual presentación de una denuncia por daños a su honor. Su condición de Presidente de la Corte, no lo autoriza a tachar la validez del representante del Colegio de Abogados del Uruguay como interlocutor en las diferencias mencionadas, creando así un problema institucional sin precedentes.
Está claro que el Dr. Sosa no tuvo la mesura suficiente que la relevancia de su cargo le impone para tratar estos asuntos, más allá de los exabruptos del Dr. Pescadere, provocando incluso la reacción en contra de agrupaciones de abogados del interior, agrupaciones de abogados del Mercosur y de la Unión Iberoamericana de Colegios y Agrupaciones de Abogados. Es evidente que en esta instancia debió actuar de otra manera, porque su condición de titular de un órgano de tanta jerarquía como lo es la presidencia de la Suprema Corte de Justicia, así lo obliga.
No sé cómo se saldrá de este problema. Pero sin duda que la relación en la interna de los Ministros no será la misma, y la consideración de la gremial nacional de abogados hacia la Corte, tampoco. Aunque se diga lo contrario o se guarde respetuoso silencio. Una verdadera lástima, en especial porque este no es un tema “entre particulares”. Es un tema que tiene que ver con altas investiduras que, en ocasiones, quienes las ostentan no saben dimensionar en toda su magnitud.