sábado 4 de mayo, 2024
  • 8 am

Hidrovía: mover la aguja

Por Juan Manuel Bartaburu
Cuando hicimos la octava entrega al Diario Cambio sobre Hidrovía y Desarrollo de la zona a 2030, estábamos seguros que se haría un llamado para hacer un anteproyecto, al instalarse las nuevas autoridades de Salto Grande y CARU. Las esclusas, como se decía sobre la liberación de la Patria “no admiten la menor demora”. Lamentamos que luego de dos años del compromiso del Presidente Luis Lacalle Pou, de atender el tema urgente si se pretendía “mover la aguja” en el desarrollo nacional y regional.
Pero las realidades de la zona nos rompen los ojos y nos apuran, nos urgen se diría, ya que la hidrovía Paraná-Paraguay y cataratas del Iguazú, se secaron, para gran sorpresa y tristeza de los tres países y de todos los que acostumbramos concurrir para disfrutar de un precioso turismo natural en ese hermoso lugar. Pero lo más grave que pega y fuerte en la economía de Paraguay, Argentina y Bolivia, que hace 31 años tenían funcionando la Hidrovía del Paraná un medio muy económico de transporte de mercaderías. Si tuviéramos funcionando la Hidrovía del Río Uruguay, con las esclusas, para saltear el escollo de Salto Grande, como se dijo en 1946, toda la carga de Paraguay, sobre todo los miles de contenedores que van hoy en camión por tierra a Montevideo, se podrían embarcar en Paso de los Libres o quizá más arriba en barcazas y aliviar las grandes pérdidas de hoy. Además esto vendría a desarrollar Nueva Palmira, como puerto “clave” en nuestra futura hidrovía.
Tenemos asegurado un flujo de transporte muy económico, con barcazas, desde el oeste de Rio Grande del Sur- zona de Uruguayana, del norte Argentino, de Paraguay y quizá de Bolivia, en la búsqueda de minimizar el peso del transporte en los costos de nuestras mercaderías.
Otro capítulo es el costo y la oportunidad de la inversión, para pasar con barcazas y yates de turismo por el “escollo de Salto Grande”. Cuando se proyectó y pidió por las “fuerzas vivas” de Salto y Concordia, la construcción del complejo esclusas, electricidad y riego en 1946, recién se había inaugurado Rincón del Bonete, y se aseguraba aquí producir diez veces más electricidad, para ambos países y con las resultados económicos sorprendentes, por el bajísimo costo de la electricidad limpia que saldría de aquí, lo que bancaría cualquier costo que llevaría construir el complejo. Las tres cosas, primero las esclusas.
Hoy nos encontramos que “nos dormimos en los laureles” y le erramos feo en las decisiones del momento y las personas del momento en cortar la construcción de una “mina de plata” que podría ser hoy las esclusas funcionando. Pero no hay “mal que dure 100 años, ni cuerpo que lo resista” quién nos dice que mañana mismo no se haga un llamado a uno o varios proyectos de esclusas, para que esto se pueda construir –sin mirar costos- ya que la “mina de plata” está regalando grandes cantidades de electricidad muy barata, para Uruguay y Entre Ríos, desde hace 40 años. Los expertos deberán estimar el costo del kilovatio, quizá diez dólares, que luego vendemos a los lugareños a doscientos y al Brasil, algo más barato. Si nos dicen, no se puede, el costo es mucho, les decimos el costo de lo que perdimos, se puede y debe cuantificar. Son 40 años de paciencia en la espera, “no admite la menor demora”.