sábado 4 de mayo, 2024
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¡Al fin libres!

Leonardo Vinci
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Leonardo Vinci

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Por Leonardo Vinci.
En pocos días celebraremos un nuevo aniversario de la gloriosa jornada comandada por Fructuoso Rivera en Guayabos.
Corría 1815, Artigas había establecido su cuartel general en Arerunguá y Dorrego había recibido órdenes de presentar batalla al ejército artiguista donde le encontrara.
Ha escrito Reyes Abadie que «En persecución de este objetivo, otra vez la caballería porteña remontó el territorio oriental y marchó hasta las caídas del Arerunguá, a media legua del paso de Guayabos. Allí se produjo el encuentro con las fuerzas orientales, las que al mando de Rivera derrotaron y dispersaron las tropas de Dorrego, persiguiéndolo.»
Escribiría el Jefe vencido «Era tal el pavor que se había apoderado de la tropa que de la algazara, sólo el enemigo disparaba. Yo mismo he visto cerca de sesenta hombres corridos por sólo cinco, quienes los acuchillaban sin que siquiera se defendieran…»
Describen Luzuriaga y Díaz que «una vigorosa carga de la caballería de Rivera, luego de una intrincada lucha cuerpo a cuerpo, puso en fuga al adversario.»
Estos autores agregan que «La infantería porteña, sumamente diezmada, se batió en retirada perseguida de cerca por la infantería oriental, que prácticamente la aniquiló.» Tras una aplastante victoria «los artiguistas continuaron la persecución hasta bien entrada la noche.»
Según Barbagelata «Las consecuencias de Guayabos fueron importantísimas: llevó al apogeo el poder y la influencia de Artigas; provocó la caída de Alvear, y echó las bases de nuestra independencia. Los que se lamentan de no encontrar en nuestro pasado tradiciones genuinamente nacionales, son injustos, porque las tenemos en el grito de gloria de Guayabos, Rincón, Sarandí, e Ituzaingó, que fueron el coronamiento del edificio, cuyos cimientos se establecieron en los campos que acaricia el Arerunguá».
A quienes se han hecho eco de la mezquina versión que pretende minimizar la victoria de Rivera en Guayabos, corresponde presentar el testimonio del testigo más conocedor de la epopeya de Artigas: Larrañaga, quien en su diario de Montevideo a Paysandú lo cita «… En este estado y prontos ya para marchar observamos que llegaba al pueblo, en tres columnas, la división que forma la derecha de la vanguardia del ejército oriental al mando del señor don Fructuoso Rivera, y que este dirigiéndose al puerto en una canoa pequeña, y puesto de pie dentro de ella, en compañía de un oficial venía hacia nosotros. Yo deseaba mucho conocer a este joven por su valor y buen comportamiento. Él fue quien derrotó a las fuerzas de Buenos Aires mandadas por Dorrego…»
Ha dicho Sanguinetti «… en el momento histórico en que Buenos Aires decide definitivamente aplastar la revolución artiguista y cruzan el río con esa determinación Alvear y Dorrego, éste ultimo dice que «tendrá el mayor gusto de contribuir a la destrucción de Artigas», pero el 10 de enero, como escribió Luis Alberto de Herrera, «…ese día memorable, el bravo Coronel Fructuoso Rivera, sableó a sus milicias, y también, a su arrogancia».
¡Gloria al gran héroe oriental!
¡Viva Rivera!