viernes 3 de mayo, 2024
  • 8 am

La vanidad de los gobernantes

Gustavo Varela
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Gustavo Varela

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Por Gustavo Varela
Estos últimos tiempos, hemos asistido a un enfrentamiento muy fuerte, pero además con ribetes payasescos por parte de importantes dirigentes políticos devenidos en jerarcas públicos, ante lo cual nos gustaría formular algunas precisiones.
El pasado día 16, se llevó a cabo la visita del Presidente de la República, con el objetivo de trasladarse al Municipio de Mataojo, para dejar inaugurada la conexión a la línea del tendido eléctrico a Pueblo Fernández y la donación de una ambulancia para dicha localidad.
Posteriormente se trasladaron a Sarandí de Arapey para entregar otra ambulancia, para que pueda ser utilizada por los lugareños para cualquier emergencia.
El día 28 pasado, se inauguró el primer tramo de reparación de la Avenida Ramón Vinci, ex Apolón de Mirbeck.
En ambas ocasiones primaron más las ansias de las diferentes jerarquías, por inscribir su nombre a la autoría de las entregas o de la ejecución de las obras que la alegría por ver disfrutar y mejorar la calidad de vida de los salteños.
En Sarandí de Arapey, cuentan que el Intendente (¿?) tuvo tanta indignación por ver la convocatoria del Presidente de la República, que detuvo la ambulancia que venía entrando, se encaramó en el asiento delantero del acompañante e hizo una entrada cual Marqués de las Cabriolas en un desfile de Carnaval, para que lo pudieran ver, y de paso dejó las ambulancias sin choferes, por las dudas si no se había entendido el mensaje.
En la Avda. Vinci en cambio, la furia fue de los representantes de la OPP en Salto que vieron como la Intendencia, promocionaba dicha inauguración como de su autoría quienes se despacharon, con mucha virulencia, en las redes sociales.
Ante esas situaciones la pregunta cae por su propio peso.
¿Qué es lo que lleva a los dirigentes políticos a batirse el parche, cuando tienen la oportunidad de prenderse ante una obra o una donación que los lleva a cometer actitudes ridículas, que los muestra como niños caprichosos?
Indudablemente que es la vanidad, que está definida como el “Orgullo de la persona que tiene en un alto concepto sus propios méritos y un afán excesivo de ser admirado y considerado por ellos”.
No entienden, que los recursos son, parafraseando al Pte Lincoln “del pueblo, por el pueblo y para el pueblo” y en cambio los usan y abusan en mil y una actividades, disfrazadas de cursos, eventos, cursillos, seminarios, encuentros, con el único objetivo de derivar dinero para que la prensa hable bien de ellos.
¿No será hora de tener gobernantes sean del nivel que sea nacional, departamental o local, que trabajen efectivamente para devolver en obras y servicios a la población el esfuerzo tributario que se les solicita?
Hace algunos años, elaboramos en la Lista 92, un proyecto ideado por el entonces diputado Cr. Rodrigo Goñi, que apuntaba a determinar un porcentaje anual de la recaudación de Contribución Inmobiliaria Rural a los municipios del interior del departamento para realizar obras de desarrollo de cada zona.
El mismo era de carácter obligatorio para el Intendente, obligándolo a devolver a las zonas rurales, una parte de lo que ellas pagaban por la Contribución rural, para que tuvieran recursos para desarrollarse.
Es la forma de impedir que se usen discrecionalmente los recursos, en rubros que beneficien más a los candidatos que a la gente.
Recorrimos todo el departamento presentando el mismo en las diferentes Alcaldías.
Alguien, lo encajonó.
Se prefirió seguir utilizando los dineros en campañas electorales.
Mientras tanto, el interior Salteño sigue esperando.
Eso sí, si no cambiamos, seguiremos viendo a los dirigentes, peleándose por quien se adjudica la titularidad de lo que va apareciendo.
Que realmente, es muy poco.