domingo 5 de mayo, 2024
  • 8 am

¿Por qué quedarse?

Fulvio Gutiérrez
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Fulvio Gutiérrez

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Dr. Fulvio
Gutiérrez
Las relaciones diplomáticas entre Uruguay y Venezuela, han tenido una serie de distanciamientos desde hace unos cuantos años, sobre todo, en virtud del régimen autoritario que impuso el ex presidente Hugo Chaves, y que continuó el actual presidente Nicolás Maduro, eliminando el sistema democrático que imperaba en Venezuela. Si bien la embajada uruguaya se mantuvo, estuvo a cargo de un encargado de negocios, que tiene una jerarquía inferior a la de un embajador. En el pasado año, y luego de siete años de relaciones diplomáticas disminuidas, el Presidente Lacalle Pou resolvió designar como nuevo embajador al Dr. Eber Da Rosa. La idea era “dar un paso importante para elevar las relaciones bilaterales y el diálogo diplomático entre ambas naciones.” Sin perjuicio de ello, Lacalle Pou manifestó en varias oportunidades que el gobierno de Nicolás Maduro era una dictadura, calificación que, salvo raras excepciones, le costó y le sigue costando reconocer a la izquierda uruguaya. Es más, varios integrantes del FA, han manifestado que no sería coherente afirmar que el gobierno de Venezuela es una dictadura, y sin embargo designar un embajador en nuestra embajada en Caracas. Afirmación esta, tan absurda como hipócrita, cuando Uruguay tiene relaciones diplomáticas con otra dictadura, como la de Cuba, por ejemplo.
Parece que la izquierda uruguaya tiene mala memoria, y no recuerda la visita que el entonces presidente del Pit-Cnt, Marcelo Abdala, efectuó a Maduro en Caracas, y en un acto que fue publicado para todo el mundo, se deshizo en halagos a esa dictadura, afirmando que iba en representación del pueblo uruguayo. Ejemplo más, entre tantos otros, de la confusión entre la central sindical y el Frente Amplio. Al fin no se sabe bien si aquella es el brazo sindical del FA, o este es el brazo político del Pit-Cnt.
Pero la dictadura venezolana, no cesa en incrementar sus abusos de todo tipo, y violar en forma permanente los derechos humanos de sus conciudadanos que osen opinar en su contra. El último ejemplo, está en la inhabilitación decidida por la justicia venezolana, de la aspirante a la presidencia María Corina Machado, contraria al régimen, y poseedora de una abrumadora mayoría popular en su apoyo. Ante semejante atropello, el canciller uruguayo, Omar Paganini, ordenó que el embajador regresara en forma urgente a Montevideo.
La intención era analizar la situación y designar en Venezuela un nuevo embajador, ya que Eber Da Rosa renunció a ese cargo por razones personales.
Entonces, ¿cuál es la razón por la que el gobierno uruguayo quiere mantener un embajador en Caracas? La respuesta es muy simple pese a que la izquierda, al parecer, no se ha dado cuenta. De acuerdo al Derecho Internacional, y sobre todo al denominado Derecho Diplomático, los funcionarios de las embajadas, consulados o misiones en el exterior, tienen inmunidades y privilegios, que salvaguardan su independencia en el ejercicio de sus funciones. Asimismo, las embajadas gozan de la misma inviolabilidad, lo que no solo se extiende al personal diplomático, sino a cualquier persona que acuden a ellos en situación de urgencia al ser perseguidos por motivos políticos o ideológicos. De ahí que muchas veces las embajadas y consulados se han constituido en lugar de amparo de personas de toda clase y condición, fugitivas por ser perseguidas o expuestas a factibles matanzas. Por eso la embajada uruguaya en Caracas debe mantenerse a toda costa, porque si hay personas perseguidas que quieren guarecerse de la dictadura venezolana, lo puedan hacer en la embajada en ejercicio del derecho de asilo.
Y acá nuevamente el FA y su brazo sindical, al tratar de hacer ver el mantenimiento de nuestra embajada en Venezuela como una contradicción con la crítica del gobierno a la dictadura imperante en aquel país, se equivoca en el argumento. Olvidan que el último refugio de la Maestra Elena Quinteros fue la Embajada del gobierno de Venezuela de aquel entonces. Aunque el fin fue trágico, ese episodio no debería hacerles olvidar ni el hecho ni lo que Uruguay le debe al pueblo venezolano, que no al actual y vergonzoso gobierno que la asola.