sábado 18 de mayo, 2024
  • 8 am

Juventud: política de Estado

Fulvio Gutiérrez
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Fulvio Gutiérrez

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Dr. Fulvio
Gutiérrez
La Corte Electoral ha cerrado la inscripción en el padrón de ciudadanos habilitados para votar en las próximas elecciones y, como era de prever, los últimos días de inscripción, mostró largas colas de jóvenes en las oficinas de la Corte Electoral en Montevideo, que estuvieron horas esperando para realizar el trámite. La Corte informó que los jóvenes nuevos ciudadanos que estaban en condiciones de inscribirse eran 249.496, aunque en la realidad, se inscribieron 228.270, por lo que unos 21.226 jóvenes no tramitaron su credencial cívica.
El hecho en sí, es preocupante, porque conforme a nuestra Constitución, la inscripción como ciudadano es obligatoria, además de ser un derecho, y es el instrumento jurídico para ejercer el derecho a votar y ser votado, principio básico en nuestro sistema democrático. Pero mucho más preocupantes fueron las respuestas que los jóvenes que estaban haciendo cola les dieron a los periodistas sobre los motivos de esperar hasta último momento para inscribirse.
El “vine porque mis padres me obligaron”, el “no sé qué es la ciudadanía”, el “no sé para qué sirve” (textual), eran algunas de las insólitas respuestas de jóvenes de diecisiete o dieciocho años, que obviamente ya habían pasado por la enseñanza secundaria, en cuyos programas se enseñan los conceptos y las normas que regulan la calidad de ciudadanos. Una respuesta patética, porque en definitiva resulta penosa, lamentable y hasta ridícula.
Me pregunto; ¿son estas respuestas las que pueden dar jóvenes de secundaria? Porque si es así, entonces algo está funcionando muy mal. ¿Acaso nuestro país no tiene una política referida a la juventud, para formar ciudadanos en una sociedad renovada? Téngase muy en cuenta que la educación de nuestra juventud refleja el grado de madurez de un Estado de Derecho, en cuanto a preparar a los jóvenes ciudadanos en base al principio de libertad.
Partamos de la base, de que la política para formar a la juventud en un sistema democrático, supone la coordinación de varios agentes. En primer lugar, de la propia familia del joven, que debe preocuparse por su formación integral y su enriquecimiento para lograr una adecuada formación como ciudadano. En segundo lugar, la enseñanza a cargo del Estado o de los institutos de enseñanza privados, los que deben actuar en forma coordinada, para que el proceso de formación del joven se vaya produciendo en forma paulatina, conforme a su edad, y de manera progresiva desde el punto de vista cualitativo. En tercer lugar, la participación de organismos estatales que establezcan una política específica sobre la juventud, como el Instituto de la Juventud (INJU).
Entonces pregunto; ¿estos tres agentes están fallando? A la luz de lo mencionado, en principio, sí están fallando. Se ha generalizado el desinterés de los padres con referencia a la educación de sus hijos. Hay padres que no conocen en qué clase están sus hijos, no saben quiénes son sus profesores, ni los apoyan siquiera interesándose en cómo llevan sus estudios. Secundaria no está preparando correctamente a sus alumnos, para que puedan ingresar a la enseñanza universitaria.
Fui docente universitario, y doy fe de lo que digo. Es más, renuncié a la docencia cuando me di cuenta que estaba tratando de enseñar a jóvenes que no querían aprender. La falta de estudio individual, la falta de comprensión lectora, y un notorio desinterés en aprender, se notaba con clara evidencia. La reforma constitucional que estableció los 18 años para ser Edil, no fue cumplida como se aspiraba por los partidos políticos.
El INJU, no está cumpliendo con sus objetivos, y pese a que he leído publicaciones muy completas sobre lo que ha sido su actividad, creo que está enfermo de macrocefalia. Su presencia en Salto, casi que pasa desapercibida. No me gustó que para festejar sus treinta años, se hiciera una reunión en Montevideo, invitando a delegados de las juventudes de los distintos partidos políticos. Que los jóvenes quieran formarse en sus partidos políticos, me parece perfecto, pero que el INJU realice un evento solo para jóvenes partidarios me parece un tremendo error.
La política estatal en la formación integral de los jóvenes jamás puede orientarse a los que ya han sido formados políticamente por sus partidos políticos. ¿Y los jóvenes que no tienen partidos políticos, que son la inmensa mayoría, qué? Seguro que estos jóvenes no partidizados, son los que respondieron aquellas barbaridades que mencionaba al principio.
Creo que se ha equivocado el camino. Hay que repensar nuestra realidad, y trabajar en base al concepto de que la política sobre la juventud, debe ser un asunto de Estado, no partidario.