miércoles 1 de mayo, 2024
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“Mi vida siempre ha sido ayudar a los demás, para mí es una experiencia única y grandiosa”

Por Melisa Ferradini
Juana Emed nació el 24 de junio de 1939. Su niñez ha sido muy linda. Vivía junto a sus padres Teófilo y Maya que habían llegado desde el Líbano y sus 10 hermanos en calle Invernizzi entre 8 de octubre y Agraciada. Concurrió a la Escuela No. 3 y al Liceo Nº 1 IPOLL. Aprendió costura y bordado ya que no quiso seguir estudiando en clases particulares qué tomaba cerca de su casa. En 1967 conoce al Dr. Néstor Albisu y al año siguiente contrae matrimonio, el 8 de marzo de 1968. Tiene 1 hijo Carlos 48 años Medico otorrinolaringólogo y tres nietos, Martina, Ignacio y Benjamín. Su trabajo arduo y fecundo la ha llevado por varias organizaciones sociales e instituciones educativas. Ha sido 27 años miembro y durante 7 años presidente de la Comisión de Apoyo de la Escuela No. 97 “Nora” Ravagni. También ha sido una de las fundadoras de la Asociación Down. Fue fundadora de la guardería Los Gallitos actualmente CAIF de la Policía. Ha sido distinguida por CAMBIO como Mujer del Año en el año 2004. Actualmente sigue trabajando en merenderos y otras actividades sociales y está abocada al grupo de trabajo del Obispado de Salto en la creación del centro educativo en Barrio Uruguay para niños y adolescentes. En esta entrevista les compartimos parte de su vida. Juana es una mujer que se ha convertido en una referente de la actividad comunitaria y de la ayuda hacia los demás.
-Juana, para quiénes no la conocen ¿Cómo se presentaría?
-Yo diría autentica como soy. Sinceramente. Ser la misma de siempre, no creo que haya cambiado en algo. Desde mi niñez y mi juventud empecé a frecuentar la parte social. Obras de caridad y obras sociales, siempre seguí ese camino y ahí aprendí muchísimo. Eso me hizo mucho bien y a pesar de mi edad hasta ahora con 82 años todavía sigo trabajando gracias a Dios. Por la pandemia estoy un poca estacionada, me limito solo al celular pero seguimos trabajando de esa forma. A los 17 años sentí ese sentir de poder ayudar al otro. Me invitaron a la Capilla de Fátima ahí conocí a mucha gente que yo conocía.
-¿Qué significa para usted la experiencia de ayudar a otro? ¿Qué aprendizajes recibe?
-Para mí es una experiencia grandiosa. Haz el bien sin mirar a quien. La puerta de mi casa está abierta siempre. Ayudo a unos chicos que todos los días vienen a comer a mi casa, personas muy respetuosas y educadas. Estar y participar del merendero. Estar en el obispado con el Padre José García que estamos trabajando en un proyecto educativo para niños y adolescentes en Barrio Uruguay. En los grupos de apoyo que estoy pensamos todos de la misma manera en cuanto al trabajo y nos relacionamos de la mejor manera y eso me hace sentir muy cómoda. No hay discusiones. Todo es armonía y todos estamos en el mismo camino. Nuestro deseo y para eso trabajamos para que las personas tengan una buena calidad de vida y vivan mejor. Ese es el deseo de todos y para eso trabajamos.
-Según su visión ¿Cuál cree que es el aporte de la Iglesia Católica a la sociedad salteña?
-Yo amo concurrir a la iglesia y amo ir a misa. Para mí es sagrado y pienso que la iglesia da mucho, especialmente el amor. Lo material no es importante sino el amor que se da. Realmente eso es importante. La iglesia para mi cumple un rol muy importante da el amor que necesitamos acompañado de lo material también es necesario. Cuando comencé a salir después de la pandemia lo primero que hice fue ir a misa. Hacia un año que no iba. Al entrar me emocione hasta las lágrimas. Es mi lugar. Ahora voy a misa los domingos. La iglesia católica para mi cumple un rol fundamental en la sociedad.
-¿Cómo ve el rol de la mujer en los movimientos sociales hoy en día?
-Ha cambiado mucho la situación en estos momentos de pandemia. La mujer está más participativa y comunicativa. Con respecto a mis comienzos en los grupos de trabajo con respecto a los de ahora hay muchas más mujeres involucradas en la tarea. Hay más mujeres trabajando que los hombres en mis grupos. En el compromiso social la mujer es más activa sin dejar de resaltar el aporte de los hombres también. En los merenderos somos todas mujeres las que estamos trabajando.
-¿Cuáles fueron sus motivaciones para trabajar en la beneficencia?
-Me motivó que en mi casa mis padres eran 100% cristianos. Ahí yo aprendí mucho con ellos. Mi madre era una mujer muy dulce ahí aprendí a ser cristiana. Mi padre rezaba el rosario todas las noches caminando con mi hermana menor y yo por toda la cuadra de mi casa todas las noches. Todo eso uno lo va adquiriendo e incorporándolo a la vida de uno. La ayuda al prójimo en mi casa se vivía a diario. Mi mamá compartía con todos los vecinos de la cuadra. Todo se compartía en mi casa.
-¿Qué destacaría de la experiencia que vive día a día cumpliendo esa misión?
-Lo que destacaría de los grupos de trabajo es la unión que tenemos. Lo unido que estamos y como nos queremos. Nos ayudamos los unos a los otros. Pensamos diferentes pero nuestro compromiso es con el otro. Frente a la situación de la pandemia que estamos viviendo y ya que no estoy saliendo mucho decidimos reunirnos en casa. Hay mucho trabajo por hacer y tenemos que continuar con los objetivos que hemos logrado hasta ahora. El grupo de trabajo del obispado es muy activo y estamos muy comprometidos con el proyecto educativo en Barrio Uruguay.
-¿Cómo ha influido su esposo en su vida y en su tarea social?
– Para comenzar llevábamos 53 años de casados cuando falleció. Él siempre me apoyo en todo. Incluso me mandaba a las reuniones para que yo no faltara. Nunca me dijo que no participara al contrario siempre me motivaba a que lo hiciera. El sabía los días que me tocaba en cada lugar.
En la Escuela No. 97, en la Parroquia o en la Asociación Down que he sido una de las fundadoras. Siempre fue parte de mi vida el trabajo para los demás. Ahora pienso que con mi edad no puedo hacer muchas cosas pero yo donde pueda estar voy a seguir estando si Dios quiere. En mi vida siempre influyo y en mi tarea social siempre influyo también.
-¿Como es su día hoy?
-Siempre fui muy callejera. Siempre me gusta estar en contacto con la gente. Siempre charlo con uno con otro. Mi forma de ser siempre fue así.
Visitar a uno y a otro. Siempre pensando si alguien está bien o necesita algo. Mi vida siempre ha sido compartiendo con alguien siempre. Mis nietos son un punto y aparte en mi vida. Son mis amores les agradezco a mi hijo y a mi nuera haberme dado esa felicidad tan grande. Es una bendición tenerlos.
Nos amamos es mutuo el amor de ellos hacia mí y de mí hacia ellos. Siempre juntos.