domingo 5 de mayo, 2024
  • 8 am

La columna infiltrada:

El Carrasco feudal

El viernes 10 de agosto, un extenso informe de la periodista Mariana Contreras en el semanario Brecha dejaba al descubierto una situación de explotación laboral, discriminación y abuso de poder. Debajo del título “El Carrasco feudal”, aparecía una foto de la fachada principal de la residencia propiedad del matrimonio Fernández- Manhard que ocupaba más de la mitad de la tapa del semanario.
“…Los propietarios de la casa en cuestión son Nathalie Manhard y Javier Fernández, vinculados a empresas de significativa relevancia en el país como Chic Parisien y Fripur, en cuya casa y la de sus padres se registra una permanente rotación de las trabajadoras domésticas bolivianas. De hecho en el transcurso de un año pasaron al menos 10 trabajadoras domésticas…”
Nathalie trabajaba junto a su padre, Enrique. ENRIQUE MANHARD es dueño del grupo Parisien, que agrupa a las cadenas de tiendas Parisien, Indian Emporium, Indian Outlet y La Casa de las Telas. Considerada la empresa líder en importación de confecciones y telas en el país, tiene a lo largo y ancho del Uruguay un despliegue de más de 50 locales y más de 1000 empleados. Es también socio de Punta Carretas Shopping e integrante de su comité ejecutivo; propietario de las Expoferias Ariel e inversor inmobiliario…
Fue necesaria una orden de allanamiento para que los inspectores del Ministerio de Trabajo pudieran entrar en la mansión de Carrasco donde trabajaban de manera ilegal varias ciudadanas bolivianas. Era la punta de una madeja que prosiguió con una denuncia en un juzgado de crimen organizado. Brecha conversó con varias de las trabajadoras que llegaron para cumplir tareas en la casa de Nathalie Manhard y en la de su padre, Enrique Manhard, miembros de una de las familias más adineradas del país. Las trabajadoras relataron cómo son captadas en su país, las condiciones a que son sometidas en Uruguay y lo difícil de escapar cuando el mundo es tan ajeno. En el Uruguay de 2012, una historia de gente que se piensa con derechos a ser dueña de otra gente. Por suerte el Estado esta vez parece estar dando todas garantías necesarias”.
Así comenzaba el informe que denunciaba el caso de dos empleadas domésticas de origen boliviano que cumplían “jornadas de hasta 18 horas diarias, sin visa de trabajo y sin leyes sociales”. Relata también que vivían y alimentaban en forma precaria, sin posibilidades de contacto con el exterior y que no podían irse del país, ya que sus documentos les habían sido retirados. Finalmente se agregaba que las dos mujeres habían llegado a Uruguay engañadas por una red de trata de personas que operaba con base en la ciudad de La Paz, Bolivia. Se informaba, asimismo, que Nathalie abastecía de personal doméstico boliviano a su padre en su residencia del barrio de Pocitos y en su mansión de Punta del Este.
La realidad del personal doméstico extranjero, a pesar de constituir un fenómeno laboral reciente en nuestro país, era algo que se sabía existía. El propio presidente de la República, José Mujica, en visita oficial a Perú, en conferencia de prensa y ante la presencia del Presidente de aquel país, Alan García, elogió a las trabajadoras domésticas peruanas en nuestro país y sorprendió al decir: “… Hay peruanos en el Uruguay, peruanas sobre todo, que sirven a algunas familias ricas en Carrasco, tienen fama de ser muy buenas, honradas y dóciles.”



Extraído del libro “El Club de los Millones” -Ser rico en Uruguay- de Fernando Amado.