sábado 20 de abril, 2024
  • 8 am

¿Qué paso con Silicon Valley Bank?

Estudio Signorelli & Altamiranda
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Estudio Signorelli & Altamiranda

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Por el Ec. Joaquín
Forrissi
Para Escritorio Signorelli&Altarimanda
Las problemas en los mercados financieros, bursátiles y bancarios, son en general inesperados y con tramas a gran velocidad. A diferencia de los problemas en la economía real, los hechos en el mundo de las finanzas son mucho más acontecen más rápidamente.
Esto se debe a dos aspectos centrales, el sistema financiero se basa en la confianza entre los agentes, así como el de estos respecto al propio sistema, y la estabilidad está dada por la percepción, siempre subjetiva, respecto del futuro. Es por esto que cambios en cualquiera de estos aspectos, disparan decisiones que, en un mundo globalizado e interconectado, generan grandes subas y caídas casi instantáneas de los precios de acciones o bonos, cómo también crisis de confianza respecto a la liquidez de una entidad bancaria, tal como el caso de analizaremos de Silicon Valley Bank (SVB).
El problema del SVB nace de alguna manera con el incremento de tasas de interés que la FED ha implementado para contener la inflación luego de que hace exactamente3 años llevó la tasa de referencia de política monetaria a cero. El negocio de los bancos comerciales consta de colocar los fondos líquidos de los depósitos que percibe, por los que en general paga muy poco o ningún interés en instrumentos financieros con renta más alta, típicamente créditos o bonos, siendo la diferencia entre la tasa que recibe por los créditos y bonos respecto la que paga por los depósitos su “ganancia”.
Lo que ocurrió en SVB, como en otros bancos, es que con las tasas de la FED prácticamente en cero en los bonos de corto plazo en 2020-2021, colocó los fondos de los depositantes en instrumentos a largo plazo, que si bien pagaban tasas exiguas, 0,85% anual, es más que cero. En 2022, cuando la FED comenzó a incrementar la tasa de interés para combatir a la inflación, los bancos que habían comprado bonos a largo plazo para lograr rentabilidad encontraron que el valor de mercado de esos bonos se había colapsado ya que existe una relación inversa entre el valor de mercado de un bono y la tasa de interés de mercado. En consecuencia, un banco que hubiera recibido depósitos a la vista por U$S 100 en 2020 y los hubiera colocado en bonos a 10 años que pagaba un 0,85% anual, en 2022, ese mismo instrumento en lugar de valer U$S 100 tiene un precio de mercado de U$S 84, por lo que con esta pérdida no puede hacer frente a los depósitos que financiaron la compra del bono. Recordemos que la compra de estos bonos se dio con dinero de los depositantes, no con dinero del banco.
La secuencia de hechos ha sido, cómo el mercado financiero nos tiene acostumbrados, vertiginosa. Se corrió la voz de estás perdidas, que por motivos de normativa contable no estaban reflejadas en los balances, los depositantes comenzaron a informarse de que sus pares solicitaban retiros de los fondos y, como en estos casos no existe la racionalidad y cuando alguien grita “fuego!” todos salen corriendo, también solicitaron sus depósitos. Cómo es sabido, el banco no cuenta con los depósitos de cada persona y ningún banco comercial puede hacer frente a una corrida, el caso de SBV no fue la excepción y la Reserva Federal acudió al salvataje de los depósitos. Todo esto ocurrió en poco más de 72 horas.
Aún en este escenario de stress del sistema financiero, cumpliendo con el mandato de contener el nivel de inflación, el 22 de marzo la Reserva Federal ha decidido incrementar la tasa un 0,25% ya que la inflación subyacente de febrero se colocó en 0,5%, mayor a la esperada por los analistas. Solo este anuncio hizo que el índice S&P bajara un 1,7% en 30 minutos.
El mundo está convulsionado, el mercado financiero está volátil, el comercio internacional no ha logrado los niveles pre pandemia, la geopolítica internacional está en jaque con una guerra que lleva más de un año y algunas democracias han mostrado signos de debilitamiento. Estas son las aguas en que Uruguay, sus ciudadanos y empresas, deben navegar por los próximos años.