sábado 27 de abril, 2024
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Betania De Souza: al rescate en la recuperación de monumentos y edificios históricos y patrimoniales

Por Melisa Ferradini
Betania de Souza tiene 47 años. Realizó la primaria en la Escuela No. 81, la secundaria en los liceos Nª. 3, el Colegio Salesiano y el 5.Se capacitó en diferentes cursos de pintura. En el año 2002 viajó a Buenos Aires a realizar el curso intensivo de pintura decorativa, muralismo y otros, dictado por una reconocida artista Silvia Mongelós. Luego viajó a Atlanta, en los Estados Unidos donde comenzó a trabajar con una restauradora y también tomó clases de pintura decorativa junto a Priscilla Hauser‘s. Tiempo después trabajó junto a un gran restaurador americano Martín Alan Firsich, donde aprendió mucho a su lado. En esta entrevista con CAMBIO quisimos conocer de primera mano el trabajo de una restauradora. Betania nos comparte su pasión y su dedicación por piezas u objetos de valor en todos los sentidos.
-¿Cómo se siente la llamada de la restauración? No se oye decir desde niño: “de mayor voy a ser restaurador”. ¿Cuándo nace esa profesión?
-En realidad primero me dediqué a la pintura decorativa y después casualmente me llevaban piezas a casa para restaurar. Ahí empecé a introducirme en el mundo de la restauración. Cuando estuve viviendo durante 10 años en los Estados Unidos tuve la oportunidad de trabajar con un restaurador. En ese momento me di cuenta que esto era lo que quería ser. No he llegado a la parte química, o sea tienes que ser químico para lograr ser un restaurador completo. Por ejemplo para restaurar un lienzo o un mural muy antiguo tienes que tener conocimiento de química. Pero dentro de lo que no se utiliza la química toda. Tienes que saber si uno va a restaurar no vas a cambiar una pieza, la vas a restaurar y la vas a dejar como era. Nosotros tenemos que tener información de esa pieza, estudiarla, cuando se hizo, como, en qué momento, para poder llevar la pieza a lo original de la misma. En la restauración hay una regla que es fundamental, mantener la pieza original. No se le puede cambiar los colores, la forma, porque ahí ya no es restauración. Es dejar una pieza renovada y auténtica. El principio básico de la restauración es lograr el mayor parecido posible al original a lo que era.
-¿Qué hay que tener para ser un buen restaurador?
-Dentro de mis posibilidades que no estudié química intento en lo posible regirme en ese lineamiento que se tiene para respetar las bases de la restauración. No atreverse a pasar por ejemplo por exceso de materiales en una restauración. A veces una restauración lleva a que uno mire lo que le va a poner o no a esa pieza o a esa obra. A veces uno no se atreve a tocar la obra justamente porque decís esto no está a mi alcance o esto no lo quiero tocar porque lo quiero dejar así. Hay piezas que yo considero como la pieza de Blanes que se encuentra en el Museo Gallino que está dañado, esa pieza nunca me atreví a tocarla y a hacerle nada. Primero porque no soy química y segundo porque me parecía que yo no llegaba a ese punto.
-¿Cómo controla su pasión creadora a la hora de restaurar una pieza de patrimonio importante?
-Lo último de patrimonio que restauré fue en el 2021 el hall del Teatro Larrañaga. La verdad que esa parte la puedo controlar porque sé que tiene que quedar así. Me encanta ver cómo queda el final de algo que en su momento fue un esplendor y ahora está igual. Tenía huecos, herrumbre, agua en el techo un montón de cosas y que quedo igualito de cómo era original cuando lo hicieron al teatro. Puedo agregarle millones de cosas y las personas no se dan cuenta. A mí me gusta que las piezas queden como eran originalmente. Como esa persona que lo pensó y lo hizo tan espectacularmente. Definitivamente soy una apasionada por lo que hago. Hasta que no logro la perfección como yo quiero verlo no dejo. Veo hasta el mínimo detalle, yo veo todo.

“Me apasiona dejar un objeto restaurado igual al que en su
momento fue creado”

-¿Qué se siente al devolver el esplendor a objetos e imágenes del pasado?
-Me quede muy feliz y contenta con la restauración que acabo de hacer por la Intendencia a la Virgen Ma. Auxiliadora. Me paso que quedé súper feliz con el resultado de la virgen. Quedó divina. Ver las caras de las personas que hicieron para que la virgen pudiera ser restaurada eso no tiene precio. Estaban muy felices. Me emociono porque es re lindo vivir ese momento. Le faltaban los pies y las manos del niño y la corona de la virgen estaba destruida. No tenía cetro, se lo cree a la misma escala, pintado gracias a una foto que me dio Rosario Bisio, tal cual a la imagen original que tienen. La restauración de la virgen me llevó 3 semanas y media. Desde el 27 de febrero hasta el 16 de marzo. También la iluminaria fue realizada por la Intendencia, el encargado que realizó un trabajo espectacular fue Diego Coelho.
-¿Hay alguna obra u objeto de tu admiración que le impida restaurar?
-Acá en Salto las pinturas de Figari y Blanes no se me ocurriría tocarlas. Solo la limpieza. La limpieza implica utilizar algún que otro producto químico que como no tengo conocimiento en química no lo realizo tampoco. Esas piezas son restauradas en Patrimonio Nacional. Realizamos el trámite de traslado. Me encargué de sacarle las fotos de las partes dañadas, prepararlo y embalarlo con materiales especiales para su traslado. En el 2018 trasladé el poncho de Lavalleja al Museo de Cabildo. Se lo prestamos ellos lo limpiaron y lo restauraron, ellos tienen restauradores textiles. El Museo cuenta con restauradores también de papel, de metal, de maquetas, de lienzo, de óleo y de acuarelas. Realizamos intercambios y capacitaciones. Realice una capacitación sobre mampostería y muebles y ellos me instruyeron en esa área que me faltaba. Ahora tenemos un convenio vigente de intercambio. Son experiencias muy enriquecedoras.
¿Qué papel juega el clima en su trabajo?
-El clima es lo principal. Si es en exteriores importantísimo y si es interiores cuando hay humedad o cuando es un patrimonio por ejemplo el Ateneo, el Museo o el Teatro. Casi todo son edificios muy antiguos que tienen quieran o no problemas de vapores. En el caso de Teatro el vapor de la gente perjudica mucho los murales, pero eso es inevitable. En el Ateneo pasa lo mismo. Con el clima tan cambiante, afuera mucha humedad adentro chorrean las paredes. El clima afecta mucho. Con la restauración de la Virgen hizo mucho calor y eso me ayudó al secado con algunos productos. Los productos en general son muy buenos los que hay en el mercado. Cuando restauré la entrada del Museo Gallino, la restauré íntegramente le puse unos productos muy buenos que se pueden limpiar, no se va a deteriorar tan fácilmente.
-Nos podría contar sobre los talleres que dicta en la Intendencia de Salto
-Realizo 2 tareas. Los miércoles tengo 1 día para el Espacio Eduardo Piñeiro. Trabajo y formo parte junto a los docentes Alberto Chirriff y otros de un equipo interdisciplinario de trabajo. Tenemos además seminarios, extra a las clases regulares de cada profesor. Dictamos seminarios de estética, de sonido, etc. Es un conjunto muy lindo de cosas que realizan las personas que se inscriben. Mi taller es de restauración. Los alumnos tienen que asistir obligatoriamente al seminario también, un día a la semana 1 hora. Concurrir a clases y al seminario. Consiste en un apoyo a mis clases de restauración.