jueves 25 de abril, 2024
  • 8 am

La columna infiltrada: TODOS MIENTEN Y NOS GUSTA

Es cierto, todos mienten, dice House y es una verdad absoluta. Algunas personas mienten poco, otras mucho, otras ni se dan cuenta que mienten porque se creen sus propias mentiras y otras no adviertes la diferencia entre la mentira y la verdad. Las mujeres mienten mejor que los hombres. Los hombres mienten mal. Es un dato probable que se olfatean las mentiras. Si tenés la percepción aguda, la detectás. “Lie to me” es exagerada pero vale. Los ojos no mienten, si uno los sabe mirar, allí está todo. Sí, suena a joda, pero es cierto. Mirar a los ojos en materia de amor lo dice todo. (¡Cómo me van a gastar queridos lectores por esta frasecita, pero es verdad!)
Los hijos le viven mintiendo a los padres. Los padres creen que sus hijos son santitos., deportistas, tiernos, plenos de dulzura y amor. No se los imaginan en recreítos con otros animalitos iguales a ellos, o en fiestecitas con alcohol, porros y algunas chicas que los pervierten (¡Pobres angelitos!). Los chicos el domingo te dicen que ayer de noche se aburrieron, mientras comen el raviol número setenta, y uno ya sabe lo salvaje que fue el sábado mientras ponés cara de boludo mirándole las ojeras al tipo.
Los médicos ya no mienten tanto como antes, pero un poquito mienten, o endulzan la versión real. (Los médicos gringos te dicen: “Le quedan siete días y cuatro horas, no va a poder ver a Peñarol en la Libertadores”.) Acá, si sos muy humilde no te dicen que te estás muriendo, te la llevan, te sanatean, te mientes porque se consideran con la autoridad de no hacerte pasar mal: dado que ya tuviste una vida jodida, por lo menos morite boleado. Y si tenés mucha guita, como está lleno de médicos ignorantes- te alientan la esperanza diciendo que te vayas a EE.UU. a buscar los milagros. En definitiva mienten, porque marchás igual.
Las prostitutas son genias en la mentira. Mienten precioso en sus relaciones. Sí, ya lo sé pobrecitas, el laburo las obliga, pero mienten: “Te juro, que pasé bomba contigo, papi”. “Te lo digo en serio que por allí, en una, me fui contigo, bebé, no todo era teatro”. “Sabés que sos un tierno, ayyyy”. “Bichito, para ya no soso un cliente, no sé, como que siento cosas por vos locoooo.” Y todo ese verso mientras la billetera sonríe y saca lo necesario. ¡Genias de las mentiras las mandamás! Y los machos chotos se creen las mentiras. ¡Las adoro!
Antes que el gremio femenino me zumbe, los hombres les mienten a las amantes: el clásico “te quiero”, “solo contigo he sentido lo que nunca antes había sentido con nadie” (¡Juas, juas, jua!) “Vos sabés que no puedo vivir sin ti…” (¡No me hagas mentir más, pelotuda, que estoy acá solo por sexo!).
…Los dentistas tendrían que ser artistas: “No te va a doler, tranquilo”, te dicen mientras vos ya no tenés repregunta porque estás tirado para atrás, con la boca con cosas que ellos meten y con ese gusto raro antes de la anestesia. ¡Pero qué basura son! Te dejan la cara como que te pisó un elefante, salís a la calle con miedo a tener que encontrarte con alguna ex novia y tener que hablar como un lelo.
…Los uruguayos se mienten a sí mismos a cara de perro. ¿Cómo andás? Y al toque te lloran: “la vamos llevando” y el tipo cambió el auto, viajó y arregló la casa. Es como miedo a decir, “bien, todo bien”. Como pánico a que lo miren mal y se le corte la racha… Y mientes con cara de bajón y chupando el matecito.
… Y por último los políticos. Mienten. (¡Chocolate por la noticia, turquito!) Pero se mienten a sí mismos, porque la demagogia hace que se crean sus propios versos. Luego le mienten a la gente, que también les miente a los políticos con su adhesión incondicional y su promesa de votos por cosas (¡Juas, jua!). Es un juego de mentiras alocadas en las que todos son conscientes del desastre y todos lo aceptan tranquilos. Y les pasa a todos los partidos, todos mienten, no vengan con el manualito de que a los míos no los corrompe ni Magoya. Hablen con los periodistas y verán. Ellos no mienten… (En eso, jejejeje).