viernes 26 de abril, 2024
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Fulvio Gutiérrez
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Fulvio Gutiérrez

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Dr. Fulvio Gutiérrez
La información que el pasado lunes realizó el Ministro de Defensa Javier García, ante el Directorio del Partido Nacional, provocaron un terremoto político de imprevisibles consecuencias. Todo comenzó cuando, ante una reciente solicitud de la asociación de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos, el Ministerio de Defensa entregó las actas del Tribunal de Honor de las Fuerzas Armadas, relacionadas con la situación de los ex militares José Nino Gavazzo, Luis Maurente, Jorge Silveira y Gilberto Vázquez. De esa documentación surgieron una serie de hechos que confirmaron los acuerdos y componendas entre los militares y las jerarquías del Frente Amplio, para mantener en secreto los aberrantes abusos que se cometieron con esos prisioneros, todo en salvaguarda de la impunidad pactada –también secretamente- en la Ley de Caducidad. Hay una profusa literatura que confirma acuerdos realizados entre los militares golpistas y varios jerarcas tupamaros que habían sido apresados en aquel “estado de guerra”que culminó casi a fines de 1972, cuando los tupamaros fueron derrotados. Ahora, además, surge otro acuerdo pero con el gobierno frentista, con la finalidad de mantener en secreto el destino definitivo de varios presos. Ese acuerdo existió, porque varias jerarquías del Frente Amplio (Zabalza acusa a Fernández Huidobro y José Mujica), pactaron con jerarquías militares, ocultar el destino dado a muchos detenidos.
Para disfrazar ese silencioso acuerdo, los gobiernos del Frente Amplio le dieron “largas al asunto”, sin responder incluso las informaciones solicitadas por la organización de “Familiares”, en base a la Ley de Acceso a la Información Pública. Al mismo tiempo, y haciendo gala de una hipocresía y cinismo pocas veces visto, decían apoyar los reclamos de las Madres y Familiares de los detenidos desaparecidos, se rasgaban las vestiduras por la “Verdad y Justicia”,y se sumaban a las Marchas del Silencio, con gestos compungidos y discursos acordes a esas tristes circunstancias. Pero ahora se supo la verdad: El actual gobierno “multicolor” contestando precisamente una información también requerida por “Familiares”, entregó actas del Tribunal de Honor del año 2006, y de su análisis, surgió que bajo la presidencia de Tabaré Vázquez, y siendo Ministro de Defensa la Dra. Azucena Berrutti y subsecretario el Dr. José Bayardi (que anda como desesperado”tratando de explicar”lo inexplicable), tuvieron conocimiento de las declaraciones de Gilberto Vázquez, relatando su autoría en terribles actos de muerte y tortura. En esos casos, y cumpliendo el art. 77 del Reglamento de los tribunales, el Tribunal de Alzada debió suspender sus actuaciones, y remitir todos los antecedentes a los superiores, que no eran otros que el Presidente, la Ministra y el Subsecretario del ramo. Allí estaban las confesiones del ex coronel Vázquez, quien con inaudito desparpajo dijo: “tuve que matar y maté y no me arrepiento. Tuve que torturar y torturé con el dolor en el alma y me cuesta muchas noches dormir acodándome de los tipos que cagué a palo, pero no me arrepiento”.
En ese momento, año 2006, el Presidente Vázquez debió por su arte, remitir los antecedentes a la Justicia y hacer pública la información que tenía. Al no hacerlo, se transformó en autor de tal ocultamiento con responsabilidad penal. Optó por cumplir con el vergonzoso acuerdo y violar el Código Penal. ¡Qué paradoja! La organización de “Familiares”, de notoria orientación frentista, puso al descubierto la maniobra del Frente Amplio. Como dicen en campaña; apedrearon el camoatí, y las avispas los picaron.
Surgió un manto de mentiras tejidas por los gobiernos frentistas, que manifestaban su apoyo a las madres y familiares que con enorme paciencia buscaban afanosamente el destino de sus seres queridos. ¡El gobierno frentista mintió durante catorce años! Nos preguntarnos; ¿porqué?. Parece obvio que fue para acceder al poder y permanecer en el mismo, con todo lo que tal situación trae consigo. Una vez más, el terrible principio marxista: el fin justifica los medios.