jueves 2 de mayo, 2024
  • 8 am

De manos abiertas para perdonar

Gerardo Ponce de León
Por

Gerardo Ponce de León

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Por Gerardo Ponce
De León
Hoy les quiero escribir sobre un WhatsApp que me enviaron, que me demuestra como la tecnología, diariamente está presente. Muchas veces dejamos de lado cuando sentimos que el teléfono suena y no le damos importancia o lo que estamos haciendo es importante, ya que sabemos que se registra cuando lo agarramos a que se debía su ruido. También tengo que decirles que en la zona que nos movemos, la señal, es algo que se complica, teniendo días muy buenos, pero en su mayoría se complica.
El tema de hoy es PERDONAR. Palabra que se divide en dos palabras: Per//Donar.
Per: perder (perder para ganar)- Perder, soltar, dejar ir la amargura del corazón, el veneno del alma.
Donar: (sembrar para cosechar) Donar amor, la cura para restaurar el alma, dar sin pedir, dar amor.
Perdonar es para mí, uno de los signos de humildad en el ser humano. Siempre y cuando salga de nuestro interior, no decir: “te perdono” sin sentirlo o pedir “perdóname” sin que esto se quiera pedir porque sentimos que hemos lastimado a quien tenemos enfrente. Cuando pedimos perdón lo hacemos porque nos damos cuenta que nos equivocamos y queremos corregir dicho error. Por eso le escribía que tiene que ser algo interno, sentido y profundo; pero tiene que ser tan real que sale de nuestro interior, de lo profundo del ser humano, y ahí está el pedido real.
El WhatsApp nos habla de amargura, de veneno, restaurar, dar, y termina con: dar AMOR. Si nos ponemos a pensar es una gran verdad, de nada sirve el pedir perdón, si no sacamos lo que nos amarga internamente. Si pedimos perdón es porque se reconoce una equivocación, y tenemos la obligación de dar lo más grande que tenemos, que es Amor. Gracias a ese dar es que señalamos nuestra necesidad de DAR algo nuestro y sabiendo que no es fácil, darlo sacándolo de adentro nuestro, y ese sacar o perder es el que vale. Decirlo es muy fácil y ahí pierde valor.
El sacarlo de adentro, implica un hecho de humildad, de reconocer el error y pedimos perdón. Pero tenemos que tener en cuenta que podemos volver a caer, y tenemos que tener la grandeza de reconocer nuestra caída. Es la famosa frase de Jesús: “Dios, nuestro Padre, te va a perdonar 70 veces 7”. Dios nos está esperando para perdonarnos y no para castigarnos, él siempre espera de nosotros ese acto de humildad. No está en él cerrar las puertas, sino que las tiene abiertas para “perder” y “donar” AMOR. Por eso, cuando comenzamos rezando el Padre Nuestro, lo comenzamos así: “Padre nuestro, que estás en el cielo” Reconocemos a Dios como padre y que no está con nosotros, que nuestro camino es ir hacia él, pero, tenemos que tener en cuenta que está con las manos tendidas para cada uno de nosotros, abiertas, para que la agarremos y no la dejemos. Abiertas para perder y donar.
Uno de nuestro error es pensar que podemos prescindir de estar aferrados a esas manos que están tendidas y abiertas, esperándonos; es agradecer todo lo que nos da todos los días, como la vida; es saber verlo en la persona, ese ser humano que está a mi lado; es darnos, dentro de nuestras posibilidades a los demás.
¡Cuántas cosas tenemos para perder y donar! Y que mezquindad existe dentro de mí. Espero saber agarrarme de esas manos tendidas y no soltarlas nunca, dejarme llevar por el camino por el cual tenemos que andar para realizarnos como verdaderos seres humanos.