viernes 3 de mayo, 2024
  • 8 am

Merecido homenaje

Gerardo Ponce de León
Por

Gerardo Ponce de León

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Por Gerardo Ponce
De León
En estos días anteriores, sin importar quien los propuso ni nada de eso, se han denominados calles de la ciudad de Salto con nombres de personas que han dejado y dejan para dicha ciudad una huella importante. Creo que en muy pocas oportunidades se han nombrado (puedo estar equivocado) personas que hoy nos acompañan, como es el caso del Dr. Néstor Campos Pierri, dado que existe dentro de nuestra legislatura una ley que no permite hacer este tipo de homenajes, en vida. No recuerdo bien, pero figura hasta el tiempo que tiene que existir, desde su desaparición física al tiempo del homenaje. Pero me gusta y comparto, que se hagan en vida, ya que después, todos somos buenos.
También se realizó y quedo plasmado en una escultura, un homenaje a la gente de la salud que dieron todo de sí, frente a la pandemia sabiendo que jugaban con fuego pero muy consientes de cómo tenían que hacerle frente los protocolos que se tenían que seguir. También muy merecido y apoyado, pero falta como siempre, algo más. Hay que hacer mención a la gente que, de una forma diferente, anónima, permitieron y permiten, ya que hacen frente, con o sin pandemia, todos los días, la posibilidad de que se cuente con el alimento. Cadena muy larga que comienza, en varios casos, en la gente de campo: productores, lecheros, horticultores, transportistas, panaderos, todos los proveedores de alimentos e insumos hospitalarios. Sin ellos es imposible encarar una lucha contra algo.
Sé que están en la mente de todos lo que este eslabón de la cadena hizo, hace y hará siempre. Negarlo es imposible. Cadena que se le tiene que agregar: toda la gente de la salud y de los cuales han quedado por el camino, varios de ellos. Esta gente están ahí, y hoy mantienen, en algunos casos de forma que nadie sabe, a comedores, que están para darle algo a los que están en situación de vulnerabilidad, que duermen en cualquier lugar, tengan algo en el estómago, manteniendo comedores.
¡Cuántos tendríamos que agradecer a Dios, por el hecho de tener algo para comer todos los días! Pero es más fácil mirar sin ver, dejar pasar, sin importarnos lo que sucede a nuestro lado, no aprender de la gente que nos da lo que está a su alcance sin mirar ni hora, tiempo, día. Esos que están ahí y uno ni los ve. Cada vez que comemos algo, cuando nos duele algo, pensando que es la obligación de estar; y nos olvidamos que tienen familia y el mismo derecho nuestro de estar con ellos. Pero somos así y es muy difícil cambiar nuestra forma de ser.
Siempre pensé y lo he escrito -más de una vez- que esta pandemia nos ha enseñado a ser más humanos pero esta gente (salud y agro) han sido y seguirán siendo iguales. Siempre a la orden, dando de sí todo lo que está a su alcance, por eso apoyo el homenaje, estoy de acuerdo, pero la agregaría una “pata” más a la mesa del homenaje. Por favor, que no se tome como que es una mesa la escultura, sino que uso el dicho popular, cuando se considera que falta algo. Mis dos homenajeados (salud y agro) dejaron y dejan su cansancio, su familia, sus derechos a el disfrute de un tiempo libre, si la ocasión lo requiere. Los de la salud son los de la salud, los del agro son los del agro, son sin nombres, son los médicos, enfermeros, limpiadores, los de las ambulancias, son los horticultores, los de la moto por la madrugada, los que cosechan o juntan, como usted quiera decirle. Pierden sus nombres, para ser los…
Todos ellos merecen, muy bien, nuestro homenaje.