domingo 5 de mayo, 2024
  • 8 am

La ganga fatal

César Suárez
Por

César Suárez

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Por Dr. César Suárez
Cosa extraña; cuando miro televisión, a veces disfruto más de las publicidades que del propio programa que está en curso y me asombra la inversión que algunos avisos requieren para su elaboración, suelen ser una obra de arte donde desborda la tecnología y donde suelen participar personajes conocidos queridos por el público, ofreciendo infinidad de productos, ofertas, rodeados de numerosos extras y derroche de glamour que incluyen paisajes exóticos, costosos equipos de filmación, infinidad de tomas que después los especialistas configurarán tomando de todas las horas de filmación, breves tramos por que todo tiene que entrar en 30 segundos que debe de durar el aviso. Me imagino que cada una de esas publicidades deben costar una suma voluminosa, tanto por la elaboración como por los costos del tiempo en televisión pero que está dirigida a rescatar con creces los valores invertidos con la seducción que provoca en los posibles compradores.
Pero lo curioso, que intercalado con esos avisos transformados en obras de arte que intentan vender autos, teléfonos, ropas de moda, propagandas de grandes superficies, bebidas, viajes apartamentos en construcción, excursiones, artículos electrodomésticos, muebles, artículos para construcción, pinturas, aparecen constantemente avisos donde locutores, la mayoría conocidos de la televisión, alegremente, sin casi escenografía, ofreciendo prestamos de todo calibre intentando cazar distraídos y sobre todo a aquellos que reprobaron matemáticas en la escuela, incitándolos a contratar un crédito de 20 o 30.000 pesos para hacerse un gustito, parece tan sencillo, cuotas relativamente bajas, pero que en términos generales, para saldar el créditos hay que pagar, 18, 36, 24, 40 cuotas de números quebrados que hacen difícil sacar la cuenta y calcular el monto final a pagar. Al final el gustito sale caro y se consume rápidamente y cuando se va por la cuarta parte de las cuotas, del gustitos ya no queda ni el más mínimo recuerdo del sabor pero si quedan las mayoría de las cuotas y no te vayas a atrasar porque los intereses de mora te multiplican la deuda, hasta hay gente que se ve obligada a sacar otro crédito para ponerse al día con el crédito atrasado pero ahora con 2 créditos, el sueldo alcanza menos y del segundo crédito no se pudo disfrutar porque fue para ponerse al día con el primero.
Así hay cientos de miles de uruguayos, endeudados, muchos de los cuales ya pagaron el mismo crédito tres veces de las obligaciones y siguen debiendo y los que ya no pueden, entran en mora y entonces la deuda crece como si tuviera levadura y cuando se vuelve incobrable las instituciones prestamistas irán por algún bien que el deudor tiene o que eventualmente vaya a heredar en el futuro y el gustito inicial se va transformando en una bola de nieve que termina por aplastar al deudor.
Lo triste de todo esto, es que todo es legal, amparado de las leyes de nuestro país. Especialistas, contadores, economistas, administradores con largo entrenamiento en el manejo de la “legalidad” contra gente común que no suele entender nada de economía ni de cálculos, la generosa propuesta inicial que aparece alegremente cada 2 o 3 minutos en la pantalla de la televisión se transforma en un caos para la vida de gente común que de tanto oír una engañosa propaganda terminó por engancharse en una rueda nefasta sin fin.
Es hora de que el Estado se ocupe de regular efectivamente esta estafa organizada que habitualmente toma como rehén a los más desprotegidos y lo más triste de todo, con protección legal para los prestamistas usureros.