jueves 2 de mayo, 2024
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Semana tras semana

César Suárez
Por

César Suárez

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Por el Dr. César Suárez
Llevo, escribiendo semanalmente 29 años en Diario Cambio y casi nunca sé cuál será el tema de la próxima semana, a veces hay gente que me pregunta de dónde saco ideas para escribir cada próxima columna. La realidad es que, en ocasiones, los temas surgen en forma espontánea y sin ningún esfuerzo salen como si algo interior me los dictara, pero en otras ocasiones, me siento a escribir y no tengo ni la más remota idea de que tema voy a abordar y comienzo a escribir y el trascurso de los siguiente minutos, la idea se va armando, y en ocasiones, cuando voy por la cuarta parte o por la mitad, sigo sin saber cómo seguirá el artículo ni cómo va a terminar. Sea como sea, siempre termino por redondear las ideas que van surgiendo respetando las reglas de la redacción de diario para no sobrepasar los caracteres recomendados y al final, cada sábado, envío mi columna por correo electrónico al diario para que al domingo siguiente aparezca en la página 3, arriba a la derecha. Al final, al releerla, intento corregir los errores de sintaxis y rescribir frases o párrafos que me da la sensación que no expresan claramente lo que yo hubiese querido trasmitir y al final, al darla por terminada, casi que me parece que ya no me pertenece, la examino de un lado crítico, tal como si la hubiese escrito otro y aunque le parezca mentira, una vez publicada, cuando recibo el diario el domingo por la mañana, la vuelvo a leer como si fuera una publicación de otro autor y por lo menos tengo la certeza que alguien la ha leído, yo mismo. Así lo he hecho más de 1400 veces en todo el tiempo durante estos 29 años. Ignoro, si a parte de mí, haya alguien más que la lea, me imagino que sí tal cual yo leo otras columnas escritas por otros u otras y, además, porque de vez en cuando alguien me comenta el contenido de alguna columna. Lo cierto es, aparte de todo, a mí me gusta escribir y tengo la suerte, hasta ahora, que el Diario Cambio siga publicando lo que escribo. Después, guardo minuciosamente la página en diferentes lugares ya que no caben en un solo lugar, son más de 1400 hojas que la guardo enteras por más que también quedan archivadas en mi ordenador donde no ocupan lugar físico y también en la versión web del diario. A veces revuelvo entre hojas amarillentas coloreadas por el tiempo, explorando que cosas escribía, por ejemplo, hace 20 años o más, me analizo a mí mismo y descubro que no he cambiado mucho de estilo, algunas me gustan porque suelen ser atemporales, los temas no suelen estar relacionadas a cosas del momento, si al pasado, a mí pasado o acerca de temas diversos que podrían volver a ser publicadas sin que nadie se entere que no las escribí ayer sin cambiar una palabra, otras sí, está comprometidas con la realidad cotidiana sobre temas que me saltan la térmica. Muchos me preguntan porque no hago una recopilación de una selección de columnas y la publico en un libro, y no lo hago porque tengo la convicción que a muy poca gente le va interesar y sólo quedará en el anecdotario como que un día yo publiqué un libro, con él me quedaré con la mayoría de la tirada amontonados en un rincón de mi casa así como tengo amontonados infinidad de cosas que nunca termino de tirar tal como ya una vez lo comenté, sufro del Síndrome de Diógenes, difícil de curar y termino por acumular porquerías que nunca las voy usar, pero que me da pena deshacerme de ellas. En suma, seguiré escribiendo cada semana, seguiré ayudando a llenar un espacio en los diarios de cada domingo hasta que un día me digan basta o yo mismo me quede ya sin saber de qué más puedo escribir, porque se agotó el repertorio o ya no queden ganas.