viernes 26 de abril, 2024
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Reforma Jubilatoria: un año con malas noticias para el campo popular, que termina peor

Daniel Dalmao
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Daniel Dalmao

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Por Daniel Dalmao
Partido Comunista
El accionar del gobierno y de la coalición de derecha que lo sostiene produjo este año noticias generalmente negativas para el campo popular.
Con esta expresión, “campo popular”, nos referimos a la inmensa mayoría del pueblo uruguayo: trabajadores/as, jubilados/as, pequeños y medianos comerciantes y productores, estudiantes, etc. No hay dudas que allí están los que producen sustancialmente la riqueza de este país, el motor de nuestra sociedad. Este campo es muy heterogéneo en su composición y en sus expresiones. Existen en él múltiples organizaciones que permiten su organización y canalización de sus demandas. En Uruguay la historia y presente de estas organizaciones es muy rica, fértil y plena de logros obtenidos, logros que hacen a la calidad de vida cotidiana de la gente así como al desarrollo y defensa de la democracia. ¿Quién de nosotros no pertenece o perteneció alguna vez a una de estas organizaciones? Nos referimos a sindicatos, cooperativas, asociaciones de fomento, de apoyo a alguna escuela pública, asociaciones barriales, deportivas, colectivos de creación más recientes en torno a diferentes causas, etc., etc.
Más allá de a quién o que vote individualmente cada integrante de este “campo popular”, está muy claro, por lo menos para quien esto escribe, que la fuerza política que representa los intereses y objetivos correspondientes a este espacio social es el Frente Amplio (FA). No decimos esto desde la pedantería o soberbia inconducente, sino desde el convencimiento respaldado en el análisis histórico y del presente. Pero si esto fuera poco fundamento, vienen a nuestra ayuda frases popularizadas por gobernantes actuales y anteriores: “no voy a tocar a los malla oro de la economía” (Presidente Lacalle Pou), “ es hora de apretarnos el cinturón y dejar que la torta crezca para después repartirla” (ex presidente Sanguinetti), “ellos hacen como que trabajan, yo hago como que les pago” (ex presidente Lacalle Herrera).
Lo de los malla oro y lo del crecimiento de la torta entroncan en la llamada “teoría del derrame” en economía, teoría mentirosa que la vida se ha encargado de demostrarlo. No existe en Uruguay ni en el mundo tal “derrame”, lo que si existe es el enriquecimiento de unos pocos y el empobrecimiento de los muchos. Y lo que posibilita esto es la política económica. La frase infeliz de Lacalle padre solo demostró en su momento el desprecio hacia los trabajadores por parte de este personaje (por algo el “poder” lo mandó bajar de la vidriera pública para que otros lo representaran y permitieran volver al gobierno).
Los efectos del gobierno significaron, entre otras consecuencias, que este año fuera el tercero consecutivo que los trabajadores perdieran salario, los jubilados también perdieran poder de compra, que el mensaje presupuestario fuera enviado con cero aumento para la Universidad, con muy poco o nulo respaldo para la investigación científica y sin proyectos que permitan la recuperación de puestos de trabajo de calidad (y “me quedo corto” como decía el popular Don Verídico).
Y la “frutilla de la torta” fue la votación esta semana en el Senado de la reforma jubilatoria (no es, obviamente, una reforma de la Seguridad Social). Si hacemos el esfuerzo de mirar por detrás del velo argumentativo oficial (difundido ampliamente por los grandes medios) podremos ver lo sustancial de esta reforma. Veremos entonces: más dificultad para jubilarse, más años de trabajo y menos jubilación, todos los trabajadores prisioneros de las AFAPs, se mantienen los privilegios, todo el esfuerzo por sostener el sistema sobre los hombros trabajadores, ningún esfuerzo por parte de los malla oro.
¿Pueden quedar duda de a quienes representa la derecha en el gobierno?