domingo 28 de abril, 2024
  • 8 am

Nuevo pesebre

Padre Martín Ponce de León
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Padre Martín Ponce de León

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Por el Padre Martín Ponce De León
Al llegar a este tiempo comenzamos a mirar como muy cercana a Navidad.
Uno de los preparativos es la construcción de un nuevo pesebre y para ello debemos repasar al que hicimos anteriormente.
No para repetir lo hecho sino para descubrir esas realidades que debemos modificar.
Intentamos poner lo mejor de nosotros en el pesebre que hemos construido el año anterior para que Jesús naciera en nuestro corazón porque allí es donde se realiza la auténtica Navidad.
Navidad, para ser, necesita de nuestro pesebre y nuestra mayor disponibilidad para que adquiera un sentido pleno.
Ese pesebre que construimos con todo lo que hace a nuestra vida incluyendo nuestros sueños.
Al poner nuestra vida podemos descubrir que añadimos situaciones o actitudes que no “encajan” con el pesebre.
Cada uno de nosotros construimos el pesebre desde nuestra originalidad y con ella, igualmente, podemos descubrir detalles que no “encajan” con el mismo por más original que pueda resultar.
Hemos puesto a los pastores pero le hemos añadido un televisor para mitigar sus horas en vela cuidando sus rebaños.
Hemos armado la gruta para que María y José encuentren cobijo pero añadimos un panel solar para que pueda tener un algo más de luminosidad.
Allí, en la gruta, para que todo sea más cálido colocamos una estufa y así la Navidad tuviese un algo más de dignidad.
Junto a las ovejas hemos puesto un dinosaurio para romper con la monotonía de tanto blanco y cerca de ellas hemos estacionado un pequeño automóvil de colección.
Sin duda que a lo largo del año hemos cometido varios y muy diversos errores que intentamos justificar con razones que pueden sonar a simples excusas. Son las cosas que no “encajan” en nuestro pesebre.
Ahora comenzamos a construir un nuevo pesebre donde queremos no reiterar esos errores que no “encajan” como lo hicimos con el anterior pesebre.
Un nuevo pesebre donde todo sea sencillo y sin esas realidades que llaman la atención porque desubicadas en el mismo.
Un nuevo pesebre, quizás más pobre que el anterior, pero con realidades más coherentes para que no esté colmado de “desubiques”.
Construir un nuevo pesebre es asumir nuestra realidad y darnos cuenta que es toda una inmensa oportunidad para corregir errores que, en nuestra fragilidad humana, hemos cometido.
Construir un nuevo pesebre es tomarnos el tiempo suficiente para ir colocando realidades que digan de nuestra disponibilidad para intentar hacer que todo nuestro tiempo sea una prolongada Navidad.
Construir un nuevo pesebre es poder permitir que nuestros sueños estén presentes de forma muy sutil para que sea Él quien nos ayude a hacerlos realidad.
Construir un nuevo pesebre es lograr que el protagonismo lo tenga la Navidad que deseamos vivir y no eso que hace a lo nuestro en ella.
Construir un nuevo pesebre es darnos cuenta que aún estamos muy lejos de ser lo coherente que debemos ser y lo sencillo del pesebre nos ayuda a identificarnos con Navidad.
Construir un nuevo pesebre es esforzarnos por un camino nuevo donde todo nos ayude a permitirle nacer en nuestra realidad.