sábado 27 de abril, 2024
  • 8 am

Perverso juego de acusar

Pablo Vela
Por

Pablo Vela

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Dr. Pablo D. Vela Gadea
A veces es lo más fácil, es lo que nos queda más cómodo. Acusar a otro de nuestros errores, no tener autocrítica y alejar de nosotros cualquier grado de culpabilidad cuando no nos salen las cosas como pensábamos, no hacemos las cosas que queríamos o directamente hacemos mal algo que debíamos hacer bien.
Y esas situaciones, en la órbita privada, pueden llegar a entenderse o a tomarse para considerar la actuación de una persona, sea en su trabajo, en su círculo social, profesional, oficio, etc. Quien no tiene autocritica seguramente se vea condenado a repetir los errores que lo transformen en alguien que fracase más veces de las que es exitoso. Claro está que no nos referimos a éxito sinónimo de dinero sino de concretar anhelos, sueños, proyectos.
Todo lo anterior llevado a lo público, a lo político, es más grave aún y en algunas situaciones es hasta vergonzoso.
Para ejemplo de ello basta ver o leer los cruces entre dirigentes frenteamplistas y del Partido Nacional señalándose por incumplimientos, por faltar a la verdad según ellos, por exigirse supuestas promesas.
Todo ante la atenta y atónita mirada del salteño que no tiene porque ver a sus representantes en situaciones que no generan nada para el departamento: porque uno le pide al otro más, más trabajo, más obras, más cumplimientos de promesas, y el otro le dice que no pida lo que no supo hacer, que abandonó el departamento, que no tiene autoridad para exigir, etc.
Si por analizar fuera, todos quedaron en el debe con nuestro departamento, Gobierno Departamental y Gobierno Nacional pudieron generar más por Salto. Ahí entran los distintos grados de responsabilidad, lo del Intendente Lima es hasta asombroso, va a culminar una gira de objetivo pura y exclusivamente personal de 5 años con dineros públicos, inaugurando puentecitos con materiales no idóneos de corta durabilidad, aplicación de aplacador en una cuadra, dos toboganes y dos hamacas en un par de esquinas y todo así, obras para Salto ninguna.
El Gobierno Nacional se acordó de Salto, es verdad, generó muchas intervenciones y cronológicamente tenemos como última la inauguración de las mejoras en el Aeropuerto de Nueva Hespérides. Preocupa que los encargados de que dicho adelanto repercuta en el departamento, funcionarios municipales, salgan en los medios diciendo lo que todos sabemos y podemos decir: que acorta distancias (suponemos quisieron decir tiempo porque las distancias serán las mismas), une puntos del país, etc., etc. Pero ¿no han gestionado nada sabiendo que las obras del aeropuerto estaban en pleno proceso y se iban a entregar en tiempo y forma? Parece que no, ¿sorprende? No nos sorprende.
También es cierto que con el “caso Salto Grande” el gobierno nacional termina de darle letra a una izquierda en Salto que salvo escasísimas excepciones nunca propone y gestiona, siempre acusa, critica, se saca responsabilidad. Los sueldos de estos políticos que acusan y critican no son nada pequeños y deberían contraponerse con una gran gestión por el departamento cosa claro está que no ha sucedido.
Es verdad, se prometió más de lo que se generó y concretó, lo que deberíamos analizar son las responsabilidades y quien faltó más a su palabra o porque lo hizo.
Más allá de eso, es nuestra intención volver a la política de obras, verdaderas obras. Ir por las cosas que parecen imposibles y para eso necesitamos de todos, menos acusar y más coincidir. Resaltar errores, claro! pero, sobre todo una vez pasado el ciclo electoral, ir por las épocas de políticos que inauguraban obras: represas binacionales, centros turísticos, edificio destinado a la educación no solo de salteños sino de uruguayos del norte del país.
Se puede, solo hay que saber elegir bien, procesar antecedentes, quienes ya tuvieron oportunidades y fallaron, asumir la responsabilidad que tiene un voto para dejar de ver a personas adultas haciendo cosas de niños.